El Papa insiste y pide “un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos”. En definitiva, el Papa recupera la frase clave, que resume toda la actividad de los defensores de la vida y del propio derecho a la vida... "desde la concepción hasta la muerte natural".

Y ojo, la frasecita se las trae porque, con toda razón y sensatez, y aunque siempre se intente ocultar esta cuestión, incluso en ambientes eclesiales, Francisco está condenando, tanto la fecundación in vitro (FIV) como todos los anticonceptivos que hoy en día se venden en la farmacias y que actúan antes... pero también después de la fecundación. Es decir, que todos los anti-baby vigentes hoy en el mercado son potencialmente abortivos.

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra cada 1 de enero, Francisco subrayó que “sin esperanza en la vida, en efecto, es difícil que surja en el corazón de los más jóvenes el deseo de generar otras vidas”. No sólo pidió un compromiso firme para respetar la vida humana “para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos”, sino que invitó “una vez más a un gesto concreto que pueda favorecer la cultura de la vida. Me refiero a la eliminación de la pena de muerte en todas las naciones. Esta medida, en efecto, además de comprometer la inviolabilidad de la vida, destruye toda esperanza humana de perdón y de renovación”. 

“Confiémosle, entonces, este nuevo año que comienza a María, Madre de Dios, para que también nosotros aprendamos como Ella a encontrar la grandeza de Dios en la pequeñez de la vida”, afirmó Francisco, “para que aprendamos a cuidar a toda criatura nacida de mujer, sobre todo protegiendo el don precioso de la vida”

Pero el Santo Padre no sólo ha hablado del respeto a la vida en dicho mensaje, sino en su homilía en la eucaristía que presidió en la Basílica de San Pedro para celebrar la Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios. “Confiémosle, entonces, este nuevo año que comienza a María, Madre de Dios, para que también nosotros aprendamos como Ella a encontrar la grandeza de Dios en la pequeñez de la vida”, afirmó Francisco, “para que aprendamos a cuidar a toda criatura nacida de mujer, sobre todo protegiendo el don precioso de la vida”. En esta Jornada Mundial de la Paz, consideró que todos estamos llamados a acoger esta invitación: proteger la vida, hacernos cargo de la vida herida, dignificar la vida de cada “nacido de mujer” es la base fundamental para construir una civilización de paz.

No es la primera vez que el Papa habla sobre la vida en las últimas semanas. En el Ángelus del pasado 22 de diciembre, refirió que “la contemplación de los signos prodigiosos de la acción salvífica de Dios no debe hacernos sentir nunca lejanos de Él, sino ayudarnos a reconocer su presencia y su amor cerca de nosotros, por ejemplo en el don de cada vida, de cada niño, de su madre. El don de la vida… He leído en el programa “A Sua immagine” algo hermoso que estaba escrito: ¡Ningún niño es un error! El don de la vida…”. Asimismo, señaló que ante las madres con hijos las que están en la dulce espera de uno, “no seamos indiferentes a su presencia, aprendamos a admirarnos de su belleza y, como hicieron Isabel y María, aquella belleza de las mujeres encinta, bendigamos a las madres y alabemos a Dios por el milagro de la vida”. Además. añadió que recordemos “expresar sentimientos de alegría cada vez que nos encontremos con una madre que lleva a su hijo en brazos o en su regazo. Y cuando esto nos suceda, oremos en nuestro corazón y digamos también, como Isabel: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre» (Lc 1, 42); cantemos como María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor» (Lc 1, 46), para que toda maternidad sea bendecida, y en cada madre del mundo sea agradecido y exaltado el nombre de Dios, que confía a los hombres y a las mujeres el poder dar la vida a los hijos”.

En paralelo, en el Ángelus del 1 de enero de este año, en el Ángelus, el papa Francisco insistió en lo que ya apuntó en su mensaje de Navidad el pasado 25 de diciembre. Y es que pidió que los gobernantes condonen o reduzcan la deuda de los países pobres

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