No digo que no haya que cuidar a los ancianos. Bueno, a los ancianos no, a nuestros padres. En verdad, digo todo lo contrario. De hecho, la existencia misma de una residencia de ancianos, de un asilo, no deja de ser un fracaso de todos y de cada uno. Los ancianos, antes de morir, como los bebés antes de crecer deben vivir con los suyos; los bebés con sus padres, no en la guardería, los ancianos con sus hijos, no con extraños. 

No sólo eso: insisto en que el primer cuidado, ya saben, la famosa cultura del cuidado debe ser privada, no pública. El Estado debe someterse al principio de subsidiariedad: sólo debe hacer aquello que no hacen las personas, porque no llegan o porque no tienen medios. 

Este mes de octubre, que ya toca a su fin, nacía con otros de esos días internacionales con los que la ONU pretende sustituir el santoral, es decir, sustituir a la Iglesia: 1 de octubre, Día Mundial de las Personas de Edad o Personas Mayores. Al tiempo, el Papa Francisco 'familiarizó' más el término con su Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, recalcando el papel de abuelo, que es lo que da sentido a la ancianidad. Es más, insisto: un anciano que no ha tenido hijos, por mucho que haya contribuido con sus cotizaciones sociales a su pensión no debería tener derecho a pensión. Porque con sus cotizaciones no pagó su pensión, sino la pensión de sus padres (eso y no otra cosa es el alabado sistema de reparto). Su pensión la están pagando los que ahora mismo, mientras él la cobra, cotizan a la Seguridad Social.  

La existencia misma de una residencia de ancianos, de un asilo, como la de una guardería, no deja de mostrar un fracaso de todos y de cada uno

Pero volvamos a los abuelos. Por supuesto que debemos honrar a nuestros padres porque nos procrearon y porque cuidaron de nosotros cuando éramos niños. Haber cuidado de los hijos en su infancia les otorga derecho a ser cuidados por sus hijos en la ancianidad. Ahora bien, la diferencia fundamental ente la ONU y la Iglesia es que la primera proclama derechos de la persona, la segunda le recuerda deberes.

Es deber de los hijos cuidar de los padres. Sólo en el caso de que no puedan hacerlo deben ampararlos en una residencia. Y no sólo eso: estar jubilado no significa que se haya acabado mi etapa de ocuparme de los demás. El hombre es un ser racional; eso significa que tiene necesidades materiales, sí, pero también espirituales. En el sentido más amplio del término, por ejemplo, la necesidad de ser queridos, y en el sentido más religioso del término: hoy la trasmisión de la fe, obra en manos de los abuelos tanto como de los padres. Es el viejo oficio de padrino de bautismo, responsable de enseñar a los niños a tratar a Cristo en el caso de que no lo hagan sus padres. Es el mismo deber de los abuelos... si sus padres se lo permiten, claro, que esa es otra. 

La diferencia fundamental ente la ONU y la Iglesia es que la primera proclama derechos de la persona -algunos imposibles, otros falsos- la segunda le recuerda deberes

La descristianización ha provocado una generación de padres que, no sólo no educan cristianamente a sus hijos, sino que encima prohíben a los abuelos que lo hagan. Y unos por otros la casa sin barrer. Luego prorrumpiremos en el lamento del castrado: ¿Cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí? 

Yo quiero abuelos con derechos.. y con deberes. Por ejemplo el de educar a sus nietos cristianamente.