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Antidesahucios okupados
José Luis y Marina, padre e hija, activistas antidesahucios en Barcelona, pertenecientes al Sindicat d’Habitatge de Nou Barris, que ahora exigen que la policía expulse de su vivienda a unos okupas. Sí, como lo leen, a quién se le ocurre, okupar una casa de unos activistas antidesahucios.
Al parecer José Luis y Marina no pueden entrar al piso que pertenece a la familia y culpan a los okupas de haberlos engañado con unos supuestos apuros económicos para luego quedarse con la vivienda usando coacciones y sin pagar nunca un alquiler o las facturas. Y es que los okupas accedieron a la vivienda en 2020 cuando la pandemia les hizo pasar ciertos apuros, por lo que padre e hija decidieron prestarles la vivienda por una estancia no superior a tres meses: “Se comprometió a aceptarlo. Dijo que estaba pendiente del SEPE para cobrar un subsidio, aunque luego se iba algunas noches diciendo que se marchaba a trabajar. Él y su compañero de piso son vigilantes de seguridad”. “Por eso lo dejamos entrar, pero se está aprovechando totalmente de esa circunstancia”, aclaran. Desde la okupación ya ha pasado año y ocho meses y los propietarios y activistas se lamentan: “Allí tenemos pertenencias y recuerdos".
Los propietarios interpusieron contra los okupas denuncias de agresión, amenazas y coacciones pero no han prosperado. Sin embargo, la denuncia por okupación sí, por lo que una jueza dio la razón a la demanda que reclamaba el desahucio, sentencia que llegó en en enero, pero aún no se ha llevado a cabo la expulsión de la vivienda y la familia ha solicitado la ejecución provisional del desalojo. “No entiendo que, habiendo una sentencia que dice que tiene que salir de ahí, llevemos tantos meses de espera”.
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Eso sí, José Luis asegura que no ha dejado de pagar la hipoteca y pagar las facturas y manifiesta que solo quiere recuperar el piso para que su hija pueda vivir en él, ya que actualmente está pagando 250 euros: “He pasado por cuatro pisos en este tiempo. Barcelona es cara y cuesta encontrar algo que te puedas permitir”.
Pero esta familia no está sola, cuenta con el apoyo del Sindicat d’Habitatge de Nou Barris: “Es la vivienda que Marina necesita. No son okupas, sino matones que han forzado a unos vecinos a salir de su casa”.
Ambos aclaran que esto no tiene nada que ver con el resto de casos de okupación: “No tienen nada en común, no se trata de una familia vulnerable. Ellos tienen ingresos”.
Estos okupas aún no han entendido en qué consiste la okupación para comunistas, activistas e independentistas. Recordemos a Gemma Galdón que "no tenía palabras" ante la okupación de su casa, o a Carles Riera que no sabía responder a qué haría si le okupan su casa. O el caso del alcalde indepe de Caldes de Malavella (Gerona) cuando le okuparon la casa: se sentía "indefenso". En resumen, que sí, que okupen todas las propiedas privadas... menos las suyas.