'Mediodía COPE' ha entrevistado a Águeda y Alejandro, casados y padres de tres hijos. Su vida cambió cuando Águeda perdió la sensibilidad en su mano izquierda, las pruebas confirmaron que estaba enferma de ELA. Esto fue en abril de 2010, hoy se encuentra en silla de ruedas y se expresa con una máquina, al no quedarle voz. 

Pese al diagnóstico no han dejado de luchar y siguen estando en contra de la eutanasia, que parece ser la única solución hoy en día. La vida no es una decisión libre, “sino un don precioso que nos ha sido dado”. A su juicio, cualquier persona es libre de “despreciar ese don, pero tendremos que rendir cuentas por esa decisión".

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Alejandro asegura que la cultura de la muerte y la eutanasia se ha ido imponiendo en la sociedad por la falta de trascendencia de la vida: "Hemos quitado a Dios y solo damos sentido a lo que es útil, al cuerpo, al bienestar, pero no al sufrimiento que va unido a la muerte”. Si no damos sentido al sufrimiento “lo mejor es mutilarlo, y la mutilación más fácil y más rápida es la muerte”.

Alejandro asegura que el enfermo no quiere morir, sino “ser cuidado, ser querido, que les entiendan”. ¿Problema? Los cuidados paliativos son caros, por lo que, lamenta, “la solución más fácil es quitarnos del medio al enfermo y así no hay que cuidarle”, algo que ya puede verse en Canadá, que van unos pasos por delante de nosotros en esta cultura de la muerte. 

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Lo que dicen Águeda y Alejandro es lo más lógico, un enfermo quiere que se le cuide, no que se le mate. Ya lo dijimos en Hispanidad, si hay alternativas, nadie quiere la eutanasia: fue el caso de tres personas, dos mujeres y un hombre entre los 50 y 60 años, que renunciaron a la eutanasia, tras someterse a una cirugía experimental en el Hospital del Mar. El tratamiento experimental consiguió aliviar el dolor intenso que sufrían, por lo que decidieron no continuar con la solicitud de la muerte asistida.  

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No nos podemos olvidar que en España no existe una ley de cuidados paliativos, pero sí una ley de Eutanasia. Y es que cuando se aprobó la ley de Eutanasia, el gobierno socio-podemita hizo de las suyas y le puso de nombre a la ley: de cuidados paliativos y de eutanasia, es decir, mezcló dos actividades opuestas como si fueran la misma, todo para justificar que los cuidados paliativos ya están regulados. 

La realidad es que en España no están regulados, ni potenciados, al contrario que la eutanasia, que se potencia, se promociona y se financia. La última de nuestro Gobierno es incluir las enfermedades mentales para poder acceder a la eutanasia. Porque con la eutanasia siempre sucede lo mismo, se empieza aprobando sólo para casos muy excepcionales y en teoría sólo para aquellas personas que la soliciten, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables. Cuando la verdad es que, si hay alternativa, nadie quiere morir, ni que le maten.

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