Cada vez que tenemos que hablar de un caso de menores tuteladas que han sido abusadas sexualmente en España, parece que supera incluso la gravedad del anterior. Baleares, con Francina Armengol, Valencia, con la 'resurgida' Mónica Oltra, Navarra, Madrid y, el más reciente, Asturias. En este último caso, sorprende la caradura del presidente del Principado, Adrián Barbón. Afirma el socialista -sin despeinarse- que el Gobierno de Asturias está dispuesto a estudiar el refuerzo del personal, de los protocolos y del presupuesto de los centros de acogimiento de menores. Y anuncia que el Ejecutivo demostrará con hechos su “tolerancia cero” ante este tipo de sucesos. Señor Barbón, recordemos que se trata de niñas vulnerables, por sus desectruración familiar, por sus adicciones, que su gobierno tiene la obligación de proteger. No se trata por tanto de "cosas de la vida" como llegó a calificarlo su consejera de Asuntos Sociales y Bienestar, Marta del Arco.

“El gobierno no ha mirado hacia otro lado”, ha subrayado. Como ejemplo de la reacción del Ejecutivo ha citado la ronda de reuniones iniciada por la consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Marta del Arco, quien también ha solicitado por propia iniciativa su comparecencia en el parlamento. Cuando finalicen estos encuentros, que incluirán a la Fiscalía, será el momento de concretar las medidas que se adopten.

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El presidente ha adelantado, no obstante, que el gobierno está dispuesto a reforzar el presupuesto, revisar los protocolos y aumentar el personal de los centros de acogimiento. También ha contrastado las propuestas constructivas del diputado de Foro con la actitud de la extrema derecha, que “no tiene ni idea y piensa que los centros de acogimiento son cárceles”. No son cárceles, señor Barbón, pero sí deberían ser refugios para menores a los que el Estado, en este caso a través de su Gobierno, debería proteger. 

Mientras, en las redes, hay quienes reparan en otra vertiente de estos casos. Por qué, revistiendo la gravedad que revisten, no tienen mayor eco mediático, cuando, además, estamos hablando de menores.