Lo explica un avicultor a través de la red social X: con su nueva política la Unión Europa persigue vender carne de países terceros, como Marruecos ya que con sus principales recomendaciones presentadas por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), los propietarios de granjas estarían obligados a limitar la densidad de población de pollos de engorde convencionales a un máximo de 11 kg/m². En otras palabras, si se aplica esto significaría que la UE solicitará a los productores avícolas convencionales que realicen importantes inversiones en las granjas, mientras que el número de aves en las granjas tendrá que reducirse en un 72%. 

Cabe recordar que, precisamente la carne de pollo, se convirtió en la salvación de personas con pocos recursos durante la segunda mitad del siglo XX. Entonces, las carnes tradicionales, como la de cerdo o cordero, estaba al alcance de muy pocos. Las cifras no engañan: así, durante la década de los años sesenta, el consumo anual de este ave pasó de los 2,65 a los 14,74 kilos por persona.

Después de décadas de crecimiento, el consumo de pollo en España se estabilizó al comienzo del siglo XXI y, durante toda la década que nos ocupa, este se ha mantenido más o menos estable, incluso con alguna pequeña disminución. Aun así, nuestro país es uno de los mayores consumidores de esta ave de toda la Unión Europea, con una media de consumo de 24 kilos por habitante y año.