
Durante los años 80 de la movida madrileña, la orquesta Mondragón acuñó una canción titulada: “Bésame, tonta”. Ignoro si Trump está triste sin su amor, pero se puede permitir el lujo de confesar en público que a raíz de los aranceles anunciados, “todo el mundo le está besando el culo”. Menuda alegoría para ser el presidente de los EE.UU. Desde luego, ha sido aterrizar en la Casa Blanca y el revulsivo se ha notado como un tsunami en todo el planeta.
Pero lo de los besuqueos debe ser contagioso en la Casa Blanca. Solo hay que recordar los otros besos fálicos con final feliz bajo la mesa presidencial de la becaria Monica Lewinski a Bill Clinton.
Hay que concederle a Trump la razón de haber zarandeado nuestra zona de confort al otro lado del Atlántico. Demasiado bien vivíamos observando desde la grada y piña colada en mano el devenir del circo mundial, sin tomar nunca partido por nada y escorado por la fortaleza de un telemando en manos yankees. Pero eso se acabó, a las novias se las besa de una en una.
Y ese es el gran error de Von der Leyen que ante la falta de liderazgo admite de facto que cada cual negocie por su cuenta sus intereses nacionales con Washington. En vez de hacer piña, la piña se ha deshecho de sus piñones.
Pero más suculento que el beso de Rubiales sin consentimiento a Jenni Hermoso, todos los cuernos del emérito socialistay las confesiones de Trump que brinda al mundo, son los capítulos del serial Begoña/Sánchez con certificado AENOR. En ningún otro país occidental se habrían tolerado tantas mentiras, embustes, cuernos, puteos, chanchullos con el dinero público y rescates con comisionistas. Bueno sí en España porque padece hipoxia.
Supimos de los escarceos de Juan Carlos I y miramos para otro lado. En la actualidad la degradación política con furcias de por medio también mira para otro lado (en un sacrificio al pelotazo revolucionario) haciendo un flaco favor a la democracia, y cuando la sociedad civil alce la voz tal vez sea ya demasiado tarde.
No hay día que pase que un escándalo no supere el del día anterior sin que el estado de derecho a través de los contrapoderes pueda poner en marcha sus instrumentos de garantía democrática. Para presumir de ser tan feminista el desgobierno de Sánchez, no hay jornada que pase sin sorpresa de tantas “sobrinas” consentidas y de la mano larga de las conseguidoras para el aparato del partido, del ejecutivo y de paso la familia.
Parecemos tontos. De ahí la canción de Mondragón. Se puede decir y se dice: nunca antes habíamos caído tan bajo en democracia y todo apunta a un mismo responsable.
Al vergonzoso caso del fugado en Waterloo, al paso que vamos tendremos otros fugados de la saga Sánchez en República Dominicana con pasaporte diplomático. ¿Se merece España tanto latrocinio y tanta desesperanza ? Esto ya no va de que gobiernen unos por otro, sino de la salud democrática en un país moderno en el siglo XXI. Del país de la picaresca del XIX y la denuncia pública hemos mutado a los convolutos descarados con paraplejia espástica colectiva. Hasta la coalición de investidura consiente la misma corrupción que negaba a los populares de Rajoy por cuantías significativamente ridículas en comparación.
Bien por los españoles. Estamos besando el culo de todos los corruptos. Con el santo y seña de toda la progresía. Y además con complacencia y resiliencia. Si los insultos de Trump dicen está hundiendo la imagen de EEUU en el mundo como titulaba alguna prensa nacional, qué no diremos del daño reputacional por la perenne putrefacción española.
Que esté fallando las estructuras del Estado y se pase por alto porque no se tolere la alternancia política por intransigencia de los que creíamos que eran progresistas. Son progresistas en sus ideales y sumamente antiprogresistas cuando se trata de perder privilegios y ceder el paso por la avaricia del poder para saquear en el fondo a todos los trabajadores.
Algo falla en el país que nadie devuelve lo robado. Y no estamos hablando de los trajes de Camps, sino de los centenares y cientos de millones que se defraudan aunque sean de fondos europeos que se han indultado o amnistiado por cortesía de la casa. Los partidos de izquierda que teóricamente luchan contra la pobreza, la desigualdad y la explotación de la clase trabajadora y resulta que justifican la corrupción de sus propios aliados porque al menos “no gobierna la derecha”. Los cuantiosos casos que planean con Air Europa, paradores, pisos francos, señoritas, burdeles y minas están consiguiendo que los obreros voten a la derecha y la derechita cobarde se vuelva socialdemócrata.
En comparación con las bacanales de Teruel y quien sabe si en otros despoblados sitios pero con el protocolo bien aplicado presididos por al menos una delegada de gobierno, qué importancia tiene que Mapi León reciba dos partidos de sanción por el tocamiento a Daniela Caracas en el Barça - Espanyol. Llega a ser Errejón, Monedero o Iglesias y le gratificamos para abrir un barucho más grande que es lo que tiene el feminismo-leninismo: “Yo si te creo hermana. Pero si hay tapar un escándalo se tapa”.
No todo va a ser putillas. También está el caso del fotógrafo del libro de Sánchez, CarlosSpottorno, que ha sido designado consejero en la misma ejemplar empresa pública del compliance y código del gobierno corporativo en la que enchufaron a Jésica. O la vigilancia decretada de EE.UU. a España: “Lo que hace (Sánchez) con China y el gasto militar es crítico para nosotros”. Crítico para los españoles son todos los escándalos pero a lo sumo tarareamos la canción del beso.
A su lado deja de ser escandaloso el feminismo besucón de la vicepresidenta YolandaDíaz. Se cree con derecho de recibir a la gente como si fueran sus compadres de cena en casa por muy comunista que sea. Memorable queda para la historia el beso en los morros entre comunistas del jefe de la URSS, Leónidas Brézhnev y el otro dictador de la RDA, Erick Honecker. No veo yo en la gira de Yolanda Díaz a Gaza -que lleva preparando dos años- uno de esos mismos morreos a líderes palestinos por mucho que porte el pañuelo kufiya.
Al paso que va, se acaba antes el conflicto en Oriente Medio y desaparece SUMAR según los sondeos. A Galicia a llorar no creo que vuelva porque allí no la quieren y porque ha hecho muy buenas migas con los líderes abertzales de LAB que buscan abogada sindicalista para seguir besando a los tontos simpatizantes del cantante Gurruchaga. Mejor que derramar una lágrima por las muertes de cinco mineros en las minas de Cerredo sin licencias de explotación del Principado socialista de Asturias, tapado recurrentemente sin la menor de las críticas del ejecutivo, sindicatos y satélites mediáticos. De la que te has librado Ayuso.
Pero ya saben, pase lo que pase seguiremos cantando en España como si no fuera con nosotros: “Bésame tonta”.