En Reino Unido viene produciéndose últimamente noticias que muestran la creciente degeneración en la que está entrando el país.

Ayer mismo, por ejemplo, Hispanidad contaba que una activista provida había sido detenida por sostener un cartel en el que que decía a 'Aquí para hablar, si quieres', cerca de las instalaciones de un abortorio, lo que violaba la Orden de Protección de Espacios Públicos (PSPO). Una orden que instaló una "zona de amortiguación" alrededor de las instalaciones de aborto, prohibiendo el "acoso", la "intimidación" y "participar en un acto de aprobación o desaprobación, con respecto a cuestiones relacionadas con los servicios de aborto". 

Ante este suceso, el Gobierno de Estados Unidos ha defendido y apoyado a la activista británica, exigiendo a las autoridades británicas que "respeten y protejan la libertad de expresión".

Hispanidad también recogió el caso de Adam Smith-Connor, un exmilitar británico que rezaba -en silencio y de espaldas- delante de un abortorio, por su hijo, muerto por un aborto provocado por él y su mujer hace 22 años, cuando “oficiales acreditados de seguridad comunitaria” se le acercaron y le sancionaron con una multa. 

Y a otra mujer, Isabel Vaughan-Spruce, le ocurrió lo mismo (se le detuvo por rezar en silencio delante de una clínica abortista), aunque finalmente la justicia la absolvió

Hispanidad también contó que en Reino Unido un niño de entre tres y cuatro años fue expulsado de una guardería tras ser acusado de "abuso contra la orientación sexual y la identidad de género".

Y lo último de lo que hemos tenido constancia es de que el director de un colegio británico decidió suspender la celebración de la Pascua y, en su lugar, conmemorar la "semana de los refugiados". Un grupo de cristianos no dudó en salir a protestar por esta medida: