Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Burkina Faso, donde el catequista Mathieu contó a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) el secuestro que sufrió a manos de terroristas musulmanes.

Ya había sufrido amenazas anteriormente para que dejase de evangelizar. “En 2018, un grupo se presentó en mi casa, me dijeron que no volviera a rezar ni organizara o dirigiera ningún servicio religioso: ‘Si sigues haciendo lo que haces, te va a pasar algo malo’, me avisaron”. “Yo también tenía miedo”, reconoce el catequista y padre de cinco hijos, “pero pensé: no puedo dejar de anunciar la palabra de Dios, es por eso por lo que  estoy aquí. Así que seguí con mi ministerio”.

El 20 de mayo de 2018, después de la celebración de la Palabra, Mathieu se encontraba descansando en su casa cuando, de repente, unas diez personas con los rostros tapados y armadas entraron y le secuestraron a él y a su mujer: “Pensé que iba a morir”. Pero “nos tuvieron secuestrados cuatro meses”, recuerda, en los que “no nos trataron bien, sufrimos mucho” y les amenazaron de muerte. “En todo ese periodo, nunca dejé de rezar”, asegura. “Recuerdo una noche que llegué a rezar setecientas avemarías, las contaba con piedrecitas. La oración en esos momentos era lo único que me pudo sostener. No nos sentíamos abandonados por Dios, el rezo del rosario me daba fuerza”.

Finalmente, un día nos dijeron que estábamos libres. “Nunca mentiría a Dios, es mejor ser fiel a Dios que a los hombres. Hay que testimoniar y anunciar a quién sigues y serle fiel”.

Nuestro siguiente destino es Myanmar (antes, Birmania), que sufre en este momento una casi guerra civil, cuyo origen se remonta al golpe de Estado ejecutado el 1 de febrero de 2021 por una Junta Militar que derribó al gobierno electo -aunque todavía no había tomado posesión- de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.

La Junta Militar, dirigida por el comandante en jefe de las fuerzas armadas Min Aung Hlaing, dio el golpe de Estado justo después de las elecciones generales del 8 de noviembre de 2020, que consideró fraudulentas y es de ideología anticristiana, por lo que ha bombardeado hospitales, escuelas y edificios religiosos.

El último edificio cristiano bombardeado fue la iglesia católica de Cristo Rey, en la localidad de Falam, en la diócesis de Hakha, situada en el Estado de Chin, al noroeste del país, recoge Fides

La iglesia fue inaugurada el pasado mes de diciembre, en sustitución de una pequeña capilla que había estado en uso durante 75 años. «Ahora hay una gran tristeza en la comunidad, pero también el deseo y la determinación de reconstruir», señala una fuente local a Fides.

Según datos de la Chin Human Rights Organisation, hasta 2021 al menos 107 edificios religiosos -incluidas 67 iglesias- fueron destruidos por bombardeos del ejército en el estado de Chin, en el marco de la guerra civil que continúa devastando el país.

Cristianos perseguidos en la India (Foto ACN)

(Cristianos perseguidos en Asia, foto ACN)

Nos vamos ahora a Filipinas y Tailandia, donde algunas organizaciones están fingiendo trabajar con misioneros cristianos o peregrinos para intentar traficar con personas, sobre todo mujeres, recoge Infocatólica.

Un reciente caso se dio en un aeropuerto filipino, en el que una mujer que acompañaba a dos jóvenes de 23 y 25 años declaró que supuestamente eran misioneras cristianas. Pero interrogadas más a fondo por las autoridades, descubrieron que habían sido captadas por una red criminal dedicada al tráfico de personas con fines de explotación sexual.

Este caso ha conmocionado a los sectores cristianos, que se han percatado de hasta qué punto la maldad humana puede utilizar la fe cristiana para un delito como el del tráfico de personas.

Por ello, se ha hecho un llamamiento a diócesis, congregaciones y comunidades eclesiales para que vigilen y no vuelvan a repetirse hechos de estas características.

En cualquier caso, urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.