El cambio climático es castrante: se trata de producir menos hijos y menos de todo. Así, la economía de la sostenibilidad climática nos dice que debemos consumir menos, en lugar de animarnos a producir más
En plena ola de frío nuestros meteorólogos seguían advirtiendo, desde la políticamente correcta RTVE, que el cambio climático tenía que ver con la helada persistente, polar, que ha congelado España durante 10 días. Pero sin acudir a RTVE resulta que una vecina se lamenta de la helada caída la madrugada anterior, mientras me asegura que debemos tomarnos muy en serio el calentamiento global que nos asola.
Y tiene razón. El cambio climático no es una mentira, sólo es una obviedad. Además, es algo constante: el clima siempre está cambiando y no todos los cambios tienen por qué ser para mal. Pero es muy cierto, vivimos en pleno cambio climático… como han vivido muchos de nuestros antepasados. El clima cambia de continuo.
Otra obviedad solemnizada: el hombre es el causante de todo lo bueno y todo lo malo que ocurre en el mundo, porque es la única especie racional y libre que puebla el planeta
Más mentiras sobre el calentamiento global: no es culpa del hombre, entre otras cosas porque no tiene por qué ser malo. En todo caso, el hombre será el causante, que no el culpable. El hombre es el causante de todo lo bueno y todo lo malo que ocurre en el mundo, porque es la única especie racional y libre que puebla el planeta. Otra obviedad. No hay negacioncistas sino algunas personas sensatas, convencidos de que no es para tanto, y muchos derogacionistas que buscan, anhelan, vivir en el miedo. Y aparte la obsesión con el cambio climático no es otra cosa que el deseo del poder, por ejemplo en España, del Gobierno Sánchez, para que le tengamos miedo a la vida y nos comportemos de forma obediente y sumisa a sus mandatos. Si nos elevamos intelectualmente, un pelín más arriba de Pedro Sánchez, que no es muy difícil, descubriremos que el objetivo final de los profetas del apocalipsis climático no es otro que la precitada sumisión y, pasando de lo general a lo particular, la plasmación del odio que el poder siente ante la natalidad… por un odio superior a la raza humana. Con el cambio climático pretenden que no tengamos hijos y que la mayoría de los que ya hemos nacido vivamos en la ruina, como esclavos del poder.
Con la imposición del cambio climático pretenden que no tengamos hijos y que la mayoría de los que ya hemos nacido vivamos en la ruina, como esclavos del poder
El cambio climático es castrante: se trata de producir menos hijos y menos de todo. Así, la economía de la sostenibilidad climática nos dice que debemos consumir menos, en lugar de animarnos a producir más.
¿Y el cambio climático es anticristiano? Sí, lo es, porque, socialmente considerada, la vida cristiana no es otra cosa que esperanza en una vida mejor, aquí y después de la muerte. Y los chicos de la sostenibilidad son unos agonías que asfixian cualquier esperanza de vida y cualquier esperanza en otra vida, desde Greta Thunberg a Teresa Ribera, desde Pedro Sánchez a Carlos Torres (BBVA).
Apenas existen negacionistas del cambio climático pero existen muchos, muchísimos tragacionistas dispuestos a humillarse ante el poder, dejar que piensen por él y vivir en la comodidad melancólica que hoy parece imperar en el mundo.
La economía de la sostenibilidad climática nos dice que debemos consumir menos, en lugar de animarnos a producir más
No se deje engañar. Al menos sea consciente del engaño y luego decida vivir en libertad o en comodidad. La elección es suya porque, a pesar del cataclismo climático, usted sigue siendo un hombre libre. Un pelín de alegría, por favor.