La campaña responde al carisma propio de la ACdP, que busca fomentar la presencia católica en el espacio público
La Asociación ha instalado carteles en más de 40 ciudades de toda España --entre otras, en Madrid, Málaga, Albacete o Gerona-- en las que se recuerda que durante el siglo XX murieron en nuestro país más de 10.000 personas —según la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española-- por no renunciar a su fe en Jesucristo.
«España es el país donde más personas han muerto perdonando a sus verdugos», rezan las marquesinas de la campaña, que coincide con la Fiesta de los Santos Mártires de la Persecución Religiosa del siglo XX en nuestro país. Cada 6 de noviembre, la Iglesia española recuerda a los 2.053 fieles cristianos asesinados por su fe entre 1931 y 1939 y que ya están en los altares: 12 de ellos han sido declarados santos y 2.041, beatos.
Cada 6 de noviembre, la Iglesia española recuerda a los 2.053 fieles cristianos asesinados por su fe entre 1931 y 1939 y que ya están en los altares: 12 de ellos han sido declarados santos y 2.041, beatos.
Los carteles recogen estas cifras y recuerdan que la persecución no es cosa del pasado: «Hoy, más de 360 millones de cristianos en todo el mundo --según la ONG Puertas Abiertas-- siguen siendo perseguidos y discriminados por su fe». Las marquesinas incluyen -a través de un código QR- un vídeo que expande este dato y lo liga al testimonio de los mártires de Barbastro, donde asesinaron al 90% del clero en agosto de 1936.
La campaña responde al carisma propio de la ACdP, que busca fomentar la presencia católica en el espacio público. Todas las acciones recientes de la Asociación han encontrado resistencia, pero esta -paradójicamente- ha sido la campaña más complicada de llevar hasta la calle: todas las empresas concesionarias contactadas han pedido cambios -algunos inasumibles-, y solamente una ha accedido finalmente a instalar los carteles, explica la propia ACdP.
De esta manera, una campaña que responde al tema nacional de la ACdP para este año –«Proponemos la fe, transmitimos un legado»- se convierte también en un puente con el del año anterior: la cultura de la cancelación. Las marquesinas llegan a la calle, además, en medio de la polémica levantada por la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática, que busca instalar un relato único sobre el pasado y difuminar la realidad de la persecución religiosa que tuvo lugar en España.