Carmen es una de las muchas propietarias que sufre la okupación de su vivienda. En su caso, una mujer con 3 niños, a los que paga gas -más de 300 euros-, luz y agua. Con todos estos gastos Carmen, que sólo cuenta con una pensión de jubilación, frente a los más de 1.000 euros que la okupa le ha confesado que cobra, sumados a la hipoteca de su vivienda okupada, a la propietaria legítima no le llega para vivir. Tanto que se ha planteado venderla por 40.000 euros, cuando le costó 180.000. 

Mientras, en las tertulias televisivas hay quien define su caso como "éxotico" a la vez que empatiza con la situación de los vulnerables a los que no les queda más remedio que entrar en casas -y apropiarse de ellas- que no son suyas.