El 24 de marzo de 2021 entró en vigor la Ley de Eutanasia. Es más, en España se convertía en Constitucional porque el derecho a la vida "no es absoluto", se ve que es relativo. Desde ese momento, nuestro país se unió al exclusivo grupo formado por Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Canadá, en los que es legal el suicidio asistido. Nosotros hemos sido los últimos, por lo que podemos echar un vistazo a qué ocurre en nuestros colegas criminales del resto de países y adivinar cómo acabaremos.

En las listas que elabora el Ministerio de Sanidad, por comunidades, Cataluña lidera la lista, tanto como la autonomía en la que más eutanasias se pidieron, como por ser la región en la que más eutanasias se ejecutaron. Los nuevos datos publicados evidencian esta situación y hablan de un brutal crecimiento del pocertanje de socilitudes. 

Así, el pasado 2024 se registraron un total de 358 solicitudes, lo que representa un 61% más que en 2023, y de todas éstas solicitudes, 189 se aprobaron y finalmente hubo 142 prestaciones, lo que supone un incremento del 52% respecto al año anterior

121 personas murieron antes de la prestación, 25 solicitantes recibieron una negativa (7%), ocho finalmente la revocaron y hubo 34 aplazamientos. El problema de salud principal asociado a la tramitación de la solicitud son las neoplasias (término médico que se refiere al crecimiento anormal de células en un tejido del cuerpo), seguidas de la enfermedades neurodegenerativas.

Insistimos, se empieza permitiendo la eutanasia sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables. Sólo hay que ver la importancia que está tomando el Documento de Voluntades Anticipadas (DAV), un elemento clave a la hora de iniciar una solicitud de eutanasia cuando la persona ya no puede manifestar su voluntad. Un 61% de las solicitudes iban acompañadas de este documento y un 8% de expedientes se iniciaron por este documento. 

Es decir, en Cataluña se presenta, casi, una solicitud al día, y la eutanasia ya supone el 0,21% de la mortalidad, siendo la Comunidad Autónoma que más solicitudes recibe. Y esto es progresista, naturalmente.