Todos estamos bloqueados por este ambiente triste y difuso que define mal nuestro futuro. Nadie habla en clave de mañana como el día porque la realidad se impone y los ciudadanos realmente no saben cómo avanzar como persona y la sociedad se encuentra estancada. No solo es un problema de la Covid-19, también es un ambiente bronco, crispado, que da miedo hablar de cualquier tema porque todos se han vuelto eléctricos y decir algo que no esté consentido y propagado desde la propaganda mediática del sistema, supone un calambrazo de alto voltaje.

Esta situación, no poder debatir con libertad de temas que por naturaleza humana son opinables y que con todo el derecho se puede disentir, crea un mundo apagado de las ideas sometidas al miedo y por lo tanto al decrecimiento intelectual, que ya era bajo de por sí. De la basura televisiva, ahora la estrella son los informativos con sus noticias explícitamente calladas o aireadas con matices. Los dibujos animados, conWalt Disney a la cabeza, se han convertido en un instrumento letal para los niños. Ahora se recomienda más ver a Los Simpsons, con un planteamiento crítico de la sociedad y del imperio globalista, sin necesidad de meterse en los charcos de Bob Chapek, el presidente de la factoría Disney, quien está dispuesto a potenciar la agenda LGTB hasta las últimas consecuencias, que son nuestros hijos.

Se recomienda más ver a ‘Los Simpsons’, con un planteamiento crítico de la sociedad y del imperio globalista, sin necesidad de meterse en los charcos LGTB de Disney

Pero vamos a profundizar un poco más, porque no se llega a esto después de una mala noche de combinados de garrafón. La deriva humana se ha convertido solo en una ensalada de ideas humanas, quiero decir, sin contar con Dios y la trascendencia que eso supone. Contar con Dios, no solo es una idea religiosa, es mucho más. Saber que Dios está ahí, viendo qué hacemos en ese lugar que, providencialmente nos puso para la mayor de sus glorias, hace que nuestros pensamientos y nuestros actos tengan consecuencias muy diferentes a las que solo un planteamiento humano de la mediocridad en la que estamos asentados, relativicemos todo porque ya nada tiene más valor que nuestra propia opinión.

La relativización de la vida procura dos errores importantes: nos aleja del bien común, porque el bien somos nosotros mismos y por lo tanto se nos debe todo; y la segunda es que solo prevalece lo que consideremos importante según nuestro criterio. La esperanza es sustituida por el Pensamiento Alicia y la fe es una autorreflexión sobre nuestro propio valor, versus poder. El psicoanalista argentino, de verborrea casi cómica, ha sido sustituido por el coach, gurú de ideas madre, como al sacerdote en confesión lo sustituyó el neohumanismo de los años 70, arrinconándolo a cambio de un diván y a precio de oro los tres cuartos de hora solo para que un tipo aburrido te escuchara.

La relativización de la vida procura dos errores importantes: nos aleja del bien común y solo prevalece lo que consideremos importante según nuestro criterio

Y han pasado las décadas y en vez de recoger la miseria humana y encumbrarla de nuevo a la luz de Dios, la Iglesia sigue sin alentar ni recoger a tantos católicos perdidos en la aborigen de esta sociedad que devora carne humana en forma de pensamientos fatuos creyendo que lo tiene todo controlado.

Tengo que insistir en el silencio incomprensible de nuestra Jerarquía. Tengo que repetir que es necesario dar unas palabras de consuelo a los feligreses, que como ovejas sin pastor siguen buscando consuelo en lo que da el mundo que es la nada, pero no lo saben porque nadie se lo dice. Parece más bien, como que todos estamos alejados de Dios, desde los laicos que agonizan en una fe pragmática y positivista, hasta algunos obispos que censuran desde su sillón sin saber qué hacer, cuando la solución, posiblemente la única solución en estos tiempos, es rezar y hacer rezar… Pero para rezar y hacer rezar, se exige un acto de fe importante.

Se empeñan en resolver los problemas de los cristianos con recetas sociales, y claro, es un pluf. O tratan la espiritualidad como si fueran las recetas de un chamán, cuando el planteamiento en sí mismo no existe ni en las personas, porque llevan años respirando el agua de la pecera cada vez más infecta y no tiene ningún sentido para ellos agua demasiado limpia. Sin formación, sin conocimiento de Dios, de la Iglesia, del propio ser humano, la espiritualidad es vana… Debido a ciertas homilías y parte del clero que hacen de Jesús y el cristianismo una idea meramente hermosa que roza el hippismo, muchos asumen el Amor de Dios como una idea romántica, idílica, y no saben qué lejos están de la verdad.

Es necesario dar unas palabras de consuelo a los feligreses, que como ovejas sin pastor siguen buscando consuelo en lo que da el mundo que es la nada

Desgraciadamente, la mayoría de los ambones son estériles, sin fundamento teológico y henchido de buenísimo religioso. Pero tampoco las instituciones como colegios, universidades o foros de la Iglesia hacen su labor, que no es enseñar matemáticas, eso es el medio, sino formar hombres y mujeres, cristianos comprometidos. No pondré ejemplos de los que sí hacen los deberes y tampoco lo haré con los que se han acomodado a un estatus religioso carente de exigencia personal, creyendo que va en contra de la libertad personal exigir a sus alumnos un comportamiento ético, estético y moral. Y es que toca nadar a contra corriente.

Transformar el mundo desde dentro (Palabra) de Mariano Fazio. Para el autor, la tarea del cristiano y el cristianismo es la de contribuir a la edificación de la sociedad en un proyecto apostólico entusiasmante que los cristianos deben realizar con la ayuda de la gracia del Señor. La apuesta de cara a Dios consiste en devolverle cada día lo que le pertenece, combatir con una fe fuerte que nos dirige a Dios y saber que estás en lado ganador, aunque pasemos etapas o callejones oscuros. La formación de la fe y la aplicación del Amor en las tareas más cotidianas serán sin duda los palos fuertes donde apoyarse para hacer bien nuestro trabajo.

Mero cristianismo (Rialp) de C. S. Lewis. Entender la fe no es una exigencia reservada a unos pocos. Y saber explicarla no es tarea acotada a un pequeño grupo de escogidos. Así lo entendió C. S. Lewis, autor de esta obra, que nos propone un repaso a los aspectos más fundamentales del cristianismo. Por ello, Mero cristianismo no es un tratado escrito para sacerdotes o religiosos, sino para todos aquellos millones de fieles laicos que no poseen profundos estudios en filosofía o teología.¿Quizá el libro que podrías leer o regalar a ese conocido que...?

Cómo la Iglesia construyó la sociedad occidental (Ciudadela) de Thomas E. Woods Jr. Impresionante libro de historia donde el reflejo de la Iglesia de entonces nos muestra el camino a todos. No se han vivido tiempos mejores a lo largo del camino de la Iglesia, pero la solución ha venido de la oración, la lucha de los principios de la fe, la esperanza y la caridad, que fueron las armas que devolvieron a la faz de la tierra la cordura del bien de Dios.