
Nos acercamos hasta la sede de Fundación Madrina, en la madrileña Plaza San Amaro, número 4. Allí se dibuja una larga cola del hambre -porque las colas del hambre siguen existiendo- para hablar con su fundador, Conrado Giménez. Mientras organiza la hilera de madres con niños que acuden para recibir ayudas, les informa sobre cuestiones que les interesan a ellas y a sus pequeños, y hasta le da tiempo para rezar un Ángelus y pedir la bendición para todos los que se encuentran en el lugar.

Giménez nos cuenta que, en sus 25 años de vida la fundación haatendido a cerca de 900.000 niños.Cada año asiste a unas 30.000 madres nuevas y 10.000 niños, de las familias más pobres de la sociedad, recalca. Nos habla además de que se refiere a la fundación, con cariño, como "reserva de la biosfera, con dos especies en peligro de extinción: los niños y las madres valientes".
Sabe que tienen mucho por hacer y que necesitan mucha ayuda, no sólo del Estado, también de la sociedad civil, que, Giménez desea, que conozca su labor y pueda colaborar.
A la familia, la define también como “una empresa. La empresa más importante que tiene un país. Y la madre es la CEO”. “La crianza y generar hijos es la mayor riqueza que tiene un país. Hay que preservarlo, protegerlo, custodiarlo y apoyarlo”. ¿Cómo hacerlo? Por ejemplo, ahondado en una idea en la que también venimos insistiendo en Hispanidad, el salario maternal a través de ayudas directas sin límites, ni edad, ni empadronamiento. Ayudas a las madres, porque "un menor puede costar 500 euros al mes". A lo que hay que añadir otros costes para vivir dignamente. Giménez calcula que sería necesario implantar un salario base maternal de unos 2.000-2.500 euros al mes, hasta los tres años para las madres que quieran voluntariamente reincorporarse al mundo laboral o vitalicio, si desearan seguir criando a sus hijos hasta su madurez.
Conrado Giménez se refiere a la fundación, con cariño, como "reserva de la biosfera, con dos especies en peligro de extinción: los niños y las madres valientes"
Y, esa sería para el presidente de Fundación Madrina la conciliación real. ¿Y cómo sufragarlo? Giménez lo tiene claro: quitándoselo a sindicatos, aviones Falcon, viajes a República Dominicana, etc. "En pandemia se estaban muriendo aquí personas de hambre y a Sánchez se le ocurre entregar 500 millones de euros a Bill Gates, que creo que come todos los días. O a asociaciones muy raras de Marruecos y otros países del mundo simplemente porque sí".
Respecto a la deriva de la sociedad hacia una "cultura de la cancelación", tal como él mismo lo denomina, explica cómo “unos pocos, pueden dominar a todos”, no importa el medio. Se intenta borrar todo tipo de cultura humanista, cristiana, que ha sembrado los valores de lo que es actualmente la cultura europea. Giménez está de acuerdo con que el mayor enemigo que tiene Europa es la propia Europa, los que ponen límites al campo, a la agricultura, a Ucrania, un país que fomenta que haya familias con muchos hijos: le obligan a que el aborto sea un derecho.
“Europa se está suicidando, con esta cultura de la cancelación. Está desapareciendo”. Y será conquistada con una cultura, no digamos mejor, pero sí superior en valores.
“No me extrañaría que los países eslavos se unieran a la cultura islámica y conquistarán de nuevo Europa, en términos culturales, religiosos, pero también en términos de guerra”. “Nos enfrentamos a un nuevo paradigma. Europa se tiene que enfrentar a sus propios fantasmas. Tiene que ser fiel a lo que creó, si no, va a desaparecer”. Porque, continúa Giménez, “cuando eliminas todo signo de progreso -el Cristianismo es un signo de progreso-, te vas a una cultura de sombras: la vida no vale, los niños son del Estado, no son tuyos. Los padres pueden matar a los hijos y los hijos pueden matar a los padres. De ahí, el aborto y la eutanasia”. Y así, podemos volver otra vez a las cavernas -pura ideología Nuevo Orden Mundial 8NOM9-. "En Europa estamos volviendo al hombre de las cavernas. Los valores cristianos son los que preservan la humanidad y el progreso".

Pero, el fundador de Madrina afirma: el problema no es de los políticos que lo proponen, sino del silencio de la mayoría.
Cuando eliminas todo signo de progreso -el Cristianismo es un signo de progreso- te vas a una cultura de sombras: la vida no vale, los niños son del Estado, no son tuyos. Los padres pueden matar a los hijos y los hijos pueden matar a los padres. De ahí, el aborto y la eutanasia
Madrina destaca como otra de sus prioridades proteger al menor ante cualquier situación violenta, porque, como destaca su director, "la violencia no tiene adjetivos -ni de género, ni vicaria-: es violencia, contra la madre, contra el menor, contra los niños".
Por eso, la Fundación ha acuñado términos como mobbing maternal escolar o mobbing maternal laboral, donde la madre adolescente y la madre trabajadora, respectivamente, sufren discriminación en sus entornos más cercanos; el colegio o el centro de trabajo. Y es que, no hay que olvidar una premisa que mantiene Fundación Madrina y que comparte Hispanidad: en esta sociedad, la gran discriminada es la madre. “Este mundo está hecho legalmente para familias monoparentales, que no tengan hijos”, concluye Conrado Giménez.
Y para que se conozcan estas y otras situaciones relacionadas con la maternidad, lucha Fundación Madrina. Su fundador es consciente de que queda mucho por hacer, pero no se rinde, hay muchos proyectos por cumplirse... con ayuda, del Estado... y de muchos corazones que ayuden a progerla, así como a defender y apoyar su gran labor.