La política en España adolece de una visión de futuro. Ningún partido ni sus líderes son capaces de articular políticas que trasciendan el cortoplacismo electoral y sienten las bases de un país sólido, próspero y orientado hacia las generaciones venideras. En su lugar, la política actual es miope y perversa. Miope, porque se limita a medidas diseñadas para cosechar votos inmediatos o preservar el poder presente. Perversa, porque no busca el bien común, sino que lo instrumentaliza como moneda de cambio para chantajear al adversario político o someter a la sociedad.
Pedro Sánchez personifica como nadie esta deriva política, impulsado por dos rasgos fundamentales: su narcisismo, que le incapacita para la generosidad y la justicia en su relación con España y los españoles, a quienes solo ve como un medio para perpetuarse en el poder; y la corrupción que lo rodea, tanto en su ámbito familiar como en su círculo de gobierno y en el PSOE. Esta corrupción estructural le impide ejercer con honestidad -caso de que quisiera ser honesto-, obligándolo a operar constantemente a la defensiva, en guerra contra la justicia, los medios de comunicación y la oposición.
Un Estado corrupto necesita un entramado bien diseñado y herramientas jurídicas utilizadas de manera torticera en su favor. Sánchez ha convertido el abuso del decreto-ley en un modus operandi, alcanzando un récord de 145 reales decretos hasta diciembre de 2024. A ello se suman los decretos ómnibus y los cambios de criterio, o de opinión, si se entiende mejor así, dictados por el interés personalista del poder. Para sostener este régimen de abuso legal, se ha rodeado de cómplices dispuestos a acatar cualquier orden, aunque ello implique sumarse a una corrupción estructural que blinde su posición. Los más importantes son Cándido Conde-Pumpido, que como presidente del Tribunal Constitucional, es el garante de cualquier aberración jurídica de la Constitución española. Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, encargado de neutralizar las acciones ilegales del Gobierno. Félix Bolaños, el “superministro” que centraliza el control del aparato gubernamental, de los movimientos de los ministerios y las acciones en el parlamento. Pilar Alegría, portavoz oficial dedicada a la propaganda y a la manipulación informativa. María Jesús Montero, al frente de Hacienda, cuyo control financiero asegura la sostenibilidad del régimen clientelar.
Todos ellos forman parte de un sistema corrupto porque, de lo contrario, no lo consentirían. Es el mismo esquema que mantiene en el poder a Nicolás Maduro en Venezuela: sin su red de corruptos, el bolivarianismo no habría sobrevivido.
Debajo de estos capos de la corrupción, se sitúan los denominados “tontos útiles”, figuras con cierta capacidad de maniobra, pero siempre subordinadas al líder supremo. Esta categoría la encabeza Yolanda Díaz, cuya política destruye el tejido empresarial, demoniza al empresario y empobrece al trabajador, siempre envuelta en una retórica demagógica eficaz para el marketing político. También se encuentra Óscar Puente, irrelevante como ministro, pero impagable como dóberman del Gobierno. A estos se suman los comprados para mantenerse inactivos o que, por el contrario, su actividad esté dirigida a la propaganda en sus diferentes campos de actuación de forma transversal en la comunicación del Gobierno, como son los sindicatos, los lobbies feministas, LGTB y los artistas, especialmente los dedicados al cine, que operan como brazos propagandísticos del régimen. Por último, los medios de comunicación, dispuestos a dirigir su línea editorial a cambio de inversiones publicitarias gubernamentales.
En la periferia del sistema, pero esencial para su supervivencia, están los partidos parasitarios que se adhieren al Gobierno para extraer el máximo beneficio particular, ajenos a los intereses de España y los españoles. PNV, ERC, EH Bildu, Junts, Podemos y Sumar -este último, socio de coalición del Ejecutivo- han sido piezas clave en la consolidación del sanchismo, tanto en la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 como en la reelección de Sánchez en 2023 sin haber ganado las elecciones. Todos ellos participan del expolio al Estado y de la descomposición institucional.
España es un país atrapado en una corrupción moral, política y financiera que lo mantiene de espaldas al cambio de paradigma que se está dando en el mundo. Cada vez más sociedades rechazan la intervención gubernamental permanente, las imposiciones ideológicas del globalismo y las religiones políticas de género o climáticas que restringen ciertas libertades individuales. Los ciudadanos están hartos del expolio fiscal que solo sirve para financiar estructuras políticas hipertrofiadas y burocracias asfixiantes. Empresarios, autónomos y trabajadores ven cómo el aparato estatal les impide crecer y proteger a sus familias, mientras la clase política sigue saqueando el país en nombre de un progresismo moribundo.
El posmodernismo político está colapsando y con él, sus líderes. España debe decidir si sigue atrapada en este modelo corrupto y decadente o si se une al despertar de las naciones libres. Pero Pedro Sánchez hace de tapón al flujo de la libertad democrática y aun sabiendo su déficit de poder, no convocará a los españoles en las urnas hasta que la ley o un poder superior a él mismo, lo imponga.
¿Cómo hemos llegado a esto? (Esfera de los Libros), de Rosa Díez. Lo que sucede hoy en España es el resultado de un pasado en el que no siempre actuamos correctamente. Los errores, los silencios, la complicidad, la indiferencia, la falta de valentía, la inmadurez y el egoísmo han ido configurando un proceso de degradación democrática que nos ha llevado hasta este punto. En este libro, se exponen los hechos tal como sucedieron, con el propósito de evitar la manipulación de la verdad y de que cada cual asuma su parte de responsabilidad, ya sea por acción o por omisión.
De las palabras y el silencio (Sekotia), de Zoé Valdés. Si de poder corrupto hablamos, nada como esta autora, cubana exiliada en París desde donde hace una labor impagable para dar a conocer al mundo occidental lo que sucede en su tierra natal, con las dictaduras de izquierdas en el mundo y, sin embargo, la jaula de grillos que se ha formado en Occidente por la guerra de autodefensa de Israel en su lucha contra un grupo terrorista que incluso pone a su gente al servicio de la muerte para alcanzar sus objetivos del terror.
La corrupción política (Alianza Edt.), de Francisco J. Laporta San Miguel. La corrupción política parece haber sido uno de los temas que más ha preocupado a los españoles a lo largo de los últimos años. Ante esta anomalía del sistema político ha predominado más la acusación farisea que la información seria argumentada. Obra de un conjunto de destacados especialistas que pretende estimular al estudio de un fenómeno que debe ser objeto de atención por parte de todos los interesados en el buen funcionamiento de las instituciones democráticas.