Queridísimos colegas periodistas españoles: el mayor enemigo de la prensa libre no es Facebook: es el parásito Google... al que nos hemos rendido a cambio de migajas. 

Me refiero a que la prensa española ha denunciado al Facebook moribundo (todo lo que no está moribundo de su imperio no lo creó él, por ejemplo, WhatsApp) del pinchauvas de Mark Zuckerberg por utilizar los datos personales con pérfidos propósitos comerciales. Me parece bien pero no me pone.

El mayor enemigo de la prensa libre no es Facebook: es el parásito Google... al que nos hemos rendido a cambio de migajas

Lo que no me parece bien y sí me pone de mala uva, es que esa misma prensa -por un lado, los grandes, ensoberbecidos en su fracaso, por la otra, los pequeños, utilizados por algún listillo sin escrúpulos- hayan pactado con Google, su verdugo, a cambio de migajas. 

Google es nuestro parásito, plagiador, ladrón de la publicidad de la que vivíamos y, ahora, censor de la prensa: él decide qué es lo que se puede leer y qué es lo que resulta imposible encontrar. Es el mismo que nos ha llevado a la ruina tras robarnos nuestro patrimonio y ahora le mendigamos que, al menos, su feroz monopolio no nos expulse de las infovías. Sería trágico si no resultara ridículo.

El segundo enemigo real del periodismo actual son los verificadores, que proclaman la necesidad de ser rigurosos, que no verdaderos, es decir, persiguen la verdad en nombre del rigor. 

Nuestro segundo enemigo son los verificadores -rigor contra verdad- y los delitos de odio, que imponen el pensamiento único. Lo único que se le permite al periodismo actual es alabar al poder, es decir, a lo políticamente correcto

Los verificadores no persiguen el bulo, persiguen a todo aquel que se atreva a discrepar de lo políticamente correcto. 

Si a eso añadimos los delitos de odio, que impone el pensamiento único, nos encontramos ante una prensa totalmente domeñada y con un colectivo periodístico encantado de estar dominado con tal de no salirse del rebaño, que fuera hace mucho frío. Mala época ésta en al que el concepto de igualdad se ha impuesto al de libertad.

Lo único que se nos permite a los periodistas actuales es alabar al poder, es decir, a lo políticamente correcto. Tragamos con las mayores mentiras con tal de que no nos tilden, por ejemplo, de negacionistas

Si las redes sociales triunfan es porque los periodistas hemos fracasado. No son rigurosas pero están más cerca de la verdad que el mundo mediático, más serio pero vendido a los tópicos del poder. Ejemplo: si discrepas del poder eres un negacionista, si discrepas del Woke eres un racista o un homófobo

Mucho ojo: si las redes sociales triunfan es porque los periodistas hemos fracasado. No son tan rigurosas como los medios, es cierto, pero están más cerca de la verdad que el mundo mediático, más riguroso... pero vendido a los tópicos del poder. Ejemplo: que no se te ocurra ni pronunciar la palabra homosexual, salvo para adular y defender su derechos, naturalmente.

Es más: la exigencia de rigor se ha convertido en el mejor instrumento para dominar a la prensa. Escribano: tu deber es contrastar la información conmigo, el poderoso al que has osado poner en solfa, que yo te diré cuál es la verdad... al tiempo que te impido averiguarla por ti mismo.

Porque los principales culpables de la crisis de la prensa somos los periodistas. Simplemente: el público ya no nos cree.