Lo cuenta La Razón y lo cuenta muy bien; las cifras de fallecidos del Covid no especifican si murieron por el virus o murieron con el virus, que no es lo mismo. Esto impone interrogantes a la hora de valorar qué medidas fueron las más adecuadas para sopesar los remedios y restricciones aplicadas durante el primero y más letal momento de la epidemia, marzo-junio de 2020. En cualquier caso, recuerden que España fue el país de Europa que más muertos experimentó por habitante sufrió en esa etapa, siendo, con Italia los que aplicamos medias más restrictivas. 

En otra palabras, que mayores y más duras restricciones de libertades no consiguieron reducir el número de visitas, casi ocurrió justo lo contrario.

El virus remonta pero eso es lo de menos: lo de más es que el miedo permanece, aunque el virus no remonte

Hablamos de países comparables, con España, como Francia, Reino Unido, Alemania, etc, no de países minúsculos, como defendía arteramente el portavoz podemita, el mentirosísimo Pablo Echenique.

Y esto tiene su enjundia porque ahora resulta que el virus remonta un tanto, pero no resulta necesario que el coronavirus infecte a mucha más gente. Aunque no infectara a ninguno, la nueva normalidad es una nueva normalidad de miedo colectivo, donde el enemigo es el otro, porque puede contagiarme.

Y ya no hay barreras para las vacunas. Ejemplo: el somnoliento Joe Biden prepara la cuarta dosis para sus ciudadanos. Y luego vendrá la quinta, la sexta, la séptima…