Tenemos a la alegre Margarita del Val, una científica de fuste, convertida en nuestra más afamada investigadora. En cuanto puede, salta a la palestra y nos amenaza con los males del infierno
Circula por Internet la nueva variante covid con reintegro. Y es un buen ejemplo, que delata la histeria covid que nos circunda.
Luego tenemos a la alegre Margarita del Val, una científica de fuste, convertida en nuestra más afamada investigadora. En cuanto puede, salta a la palestra y nos amenaza con los males del infierno: ¿quién os ha dicho, inconscientes, que Ómicron sea menos grave que Delta?
Y luego está la plaga de epidemiólogos. Los epidemiólogos son estadísticos. Por tanto, nadie les había hecho caso. De repente se suben a la palestra y se convierten en los reyes del mambo. Y claro, no han podido digerirlo.
Por eso, los estadísticos se niegan a que bajemos la guardia, no vaya a ser que seamos felices.
Eso sí, la gente, que todavía se divide en hipocondríacos y aprehensivos, empieza a pensar que la tomadura de pelo ya está durando demasiado y va perdiendo el miedo, a un ritmo más lento del que sería conveniente pero tras dos años de amenazas, es difícil vencer la histeria.