Un 'detente'
La Vicaría apostólica del Cerro de los Ángeles, en colaboración con el Santuario de la Gran Promesa de Valladolid, han confeccionado 100.000 ‘detentes’ en cartón plastificado y tela que han sido enviados el fin de semana del 2 y 3 de abril desde Alcalá de Henares y que serán recogidos por los hermanos franciscanos en Ucrania para distribuirlos a los soldados ucranianos, informa la diócesis de Getafe.
Ayudados por los Apóstoles de los corazones de Jesús y María y más de una cincuentena de voluntarios estos ‘detentes’ son cortados, plastificados y empaquetados en bolsitas de plástico, junto a una oración a la Virgen en ucraniano, mientras las voluntarias rezan el Rosario.
La finalidad es enviar cien mil ‘detentes’ a los soldados con ayuda de los hermanos franciscanos que viven en Ucrania. El próximo envío irá junto a los alimentos y medicinas que salgan desde la Parroquia Santa Teresa de Jesús, en Getafe.
La finalidad es enviar cien mil ‘detentes’ a los soldados con ayuda de los hermanos franciscanos que viven en Ucrania
Los 'detentes' de tela han sido donados por la empresa Castilla Textil, el texto explicativo que les acompaña por ID Comunidad Gráfica de Boadilla del Monte y el resto de los 'detentes' se están financiando con donativos particulares.
El ‘detente’ es el 'Escudo' del Corazón de Jesús, que contiene la imagen del Sagrado Corazón y la jaculatoria: “¡Detente enemigo! El Corazón de Jesús está conmigo. ¡Venga a nosotros Tu Reino!” Es el medio por el que los católicos expresan su amor y confianza en la protección contra las tentaciones del demonio, no un amuleto.
Se puede llevar colgado, cosido en la ropa, en la cartera, debajo de la almohada, en casa o en el coche. No es necesaria una imposición especial, como en el caso de los escapularios.
Su origen se remonta al siglo XVII cuando el corazón de Jesús pidió a Santa Margarita María de Alacoque que preparara esta imagen para colocarla en las casas y llevarla puesta. Responde a una de las doce promesas que le hizo a la santa: “Seré tu refugio seguro durante la vida y sobre todo en la hora de la muerte”.
Se cuentan por decenas los hechos milagrosos acaecidos a quienes lo portan.