Ante la Fiesta de la Divina Misericordia, mañana domingo 27 de abril, Hispanidad ha publicado 30 capítulos sobre la relación entre dos polacos que no se conocieron en vida, dado que Faustina Kowalska murió en 1938, a los 35 años de edad, y por aquel entonces, Karol Wojtyla, sólo tenía 18 años. Y es que ambos forman un dúo que ha marcado a la Iglesia durante el siglo XX, el siglo de la misericordia de Dios ante las barbaridades del hombre.
No consta que se conocieran. Sin embargo, el joven seminarista de Cracovia visitaba la tumba de la conocida como el Apóstol de la Divina Misericordia.
La historia de Faustina no es muy original en la Iglesia: una religiosa joven, sin apenas formación, recibe revelaciones privadas de Cristo. ¡Ya está! ¡Otra tarada! Si además es mujer, es joven, es monja y es polaca... ni te cuento: ¡chiflada total!
El problema es que, no ocurre siempre pero sí algunas veces, resulta que Faustina Kowalska no estaba chiflada y sí tenía revelaciones de Dios. Pero fue perseguida por la propia Iglesia, por sus propias compañeras y por un buen número de directores espirituales, con dos excepciones... quienes, sobre todo uno de ellos, Miguel Sopocko también resultaron perseguidos por las autoridades eclesiásticas, en tanto que sacerdotes... que creían en taradas.
Su único libro -aunque con uno de esta calidad basta y sobra- es el Diario de Santa María Faustina Kowalska, estuvo en el Índice de libros prohibidos durante lustros.
Pues bien, el seminarista Wojtyla acudía a rezar al convento de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia.
La revolución Kowalska se resume en cuatro palabras: Jesús, en Vos Confío... con eso basta
Hoy, la obra de Santa Faustina, con su famoso cuadro del Jesús de la Divina Misericordia, se ha convertido en uno de los pilares ascéticos de la Iglesia actual.
Cuando llegó a Obispo de Cracovia, Karol se convirtió en defensor de la espiritualidad de Santa Faustina, poco antes de ser Papa de Roma se levanta el interdicto sobre la religiosa polaca y 22 años después, en el 2000, el Papa Juan Pablo II despide el siglo veinte e inaugura el tercer milenio con la canonización de su compatriota y con la creación de la fiesta litúrgica de la Divina Misericordia, el domingo después del de Resurrección. En este año 2025, mañana mismo, 27 de abril.
¿Y qué dice Santa Faustina? En primer lugar, resucita la infancia espiritual, ya entronizada por los primeros padres de la Iglesia, reforzada en la Edad Media e interpretada en la edad moderna como la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la devoción más extendida por toda la Cristiandad.
Kowalska simplemente apunta a que el atributo de Dios, especialmente en los tiempos actuales, es el de misericordia pero, y aquí anda la paradoja, sin dejar de advertir que si la misericordia de Dios es infinita también su justicia es insobornable.
Ahora bien, ¿cómo se plasma esa confianza en la misericordia de Dios en la vida cotidiana? Pues Santa Faustina aporta una forma de vida que sería practicada e institucionalizada por su discípulo Wojtyla: "resistencia, no violencia". Algo que san Juan Pablo II convirtió en uno de los lemas de su vida.
Anécdota real: siendo obispo de Cracovia un párroco acudió a pedirle dinero. El Partido Comunista polaco, uno de los más inhumanos del bloque soviético, decidió aplicar contra la Iglesia la táctica islámica de rendir al enemigo cura por dinero. Colocó unos impuestos abusivos a las parroquias bajo pena de cárcel. Cuando el plazo de pago iba a vencer el buen cura acudió a pedir dinero para satisfacer el gravamen.
Para su sorpresa, el futuro Papa le respondió que no iba a darle ni un 'esloti': que se dejara detener.
No sé si se fue muy contento pero obedeció: fue detenido por la policía comunista y metido en un calabozo. No había pasado ni una hora desde que se lo llevaran cuando apareció en el templo el obispo de la diócesis, el tal Karol Wojtyla y comunicó a los feligreses, además de los chivatos del partido y a todos los periodistas posibles que él mismo asumía el papel de párroco y que no tenía la menor intención de pagar el impuesto especial. Al final, el partido tuvo que liberar al párroco y Wojtyla volvió a ejercer de obispo.
Desde su muerte, en 1938, Faustina Kowalska pasó más tiempo en interdicto por el Vaticano que canonizada. Suele pasar
Violencia no pero resistencia toda. Era una forma de decirle al régimen: y ahora, si queréis, detened también al obispo y llevároslo preso. Le salió bien pero pudo salirle mal... y se necesita más coraje para la resistencia que para la violencia. En la violencia siempre gana el más fuerte, en la resistencia nunca se sabe.
Santa Faustina recibió de Dios el siguiente encargo: "Prepararás al mundo para mi Segunda Venida". A través de las páginas de su Diario no deja de advertir contra el día de la justicia, que sucederá al día de la Misericordia y "los ángeles tiemblan ante ese día".
Pero todo tiene remedio. Por ejemplo, a través de las cuatro palabras mágicas de Kowalska: "Jesús en Vos confío", una confianza absoluta pero que exige correspondencia a la Gracia.
El papa Juan Pablo II otorgó para la fiesta de mañana domingo una indulgencia plenaria de pena y culpa, la mayor que se puede conceder, según los criterios habituales: confesar, comulgar, renovar la profesión de fe, por ejemplo con el rezo del Credo y rezar por el Papa y por sus intenciones.
Yo aconsejaría leer el diario de Faustina Kowalska: uno de esos textos después del cual uno exclama: "O sea, que se trataba de esto".
Santa Faustina y San Juan Pablo II: dos santos para el siglo XXI.