
Según el informe de EsadeEcPol sobre el estado de la profesión docente el porcentaje de alumnado de origen inmigrante en España era de un 32,1% en las aulas de Primaria en 2023, frente al 21,5% registrado en 2015. Es decir, uno de cada tres alumnos de Primaria es inmigrante, lo que «impacta en las dinámicas escolares y en las condiciones laborales del profesorado».
El estudio ha puesto de relieve las dificultades relacionadas con el lenguaje y la escasa capacidad de los docentes para hacer frente a esta situación. En este sentido, han destacado que España se encuentra rezagada en cuanto a la oferta de clases de refuerzo que faciliten la adaptación de estos alumnos. Sólo el 30,7% de los centros ofrece clases adicionales de Matemáticas, frente al 65,6% de la media europea y al 60% de la OCDE.
Tal como recoge La Gaceta, el impacto de la inmigración en las aulas refleja también la diferencia entre Primaria y Secundaria (donde 1,5 de cada 10 es extranjero). Según el estudio, el porcentaje de inmigrantes menores en Primaria seguirá creciendo en los próximos años, por lo que será cada vez más necesario el refuerzo de docentes.
¿Es esta representación de alumnos extranjeros algo negativo per se? No, pero conlleva una serie de consecuencias que van desde la dificultad de integración de los alumnos, hasta peticiones específicas que afectan a contenidos -especialmente relativos a la religión- o a los menús escolares.
Otro aspecto que revela esta información es algo que venimos repitiendo en Hispanidad: esto no va bien: los nacimientos sólo aumentan un 0,3% hasta julio y siguen muy por debajo de los fallecimientos, que crecen un 1,7%.
La solución, en cualquier caso, no puede estar en el aumento de la inmigración, sino en fomentar la natalidad instaurando, cuanto antes, el salario maternal. Un sueldo mensual generoso y hasta que el hijo cumpla 18 años o se emancipe. A eso sí merece la pena destinar el dinero de los contribuyentes.