El Ministerio de Educación ha reducido el peso de la Economía en el nuevo currículo y ha rebajado los contenidos mínimos de esta asignatura en la enseñanza obligatoria. Los alumnos de 4º de la ESO elaborarán un proyecto empresarial, pero ya no se garantiza que en toda España se impartan conceptos básicos como los tipos de interés, la inflación, el déficit público, las políticas de desempleo o los planes de pensiones. Los cerca de 5.000 profesores que imparten esta disciplina están muy enfadados con el Gobierno y anuncian movilizaciones de protesta, que se suman a las de los gremios de Filosofía, Latín Griego.

El caso de la Economía evidencia hasta qué extremo el saber hacer se ha puesto por encima del saber. «Los alumnos van a llegar sin formación previa de ningún tipo y les van a pedir que a los 16 años fabriquen un prototipo viable y que genere valor. El currículo es muy poco realista», advierte Chema Mezquita, profesor del IES Aliste de Alcañices (Zamora), que ve que un estudiante puede terminar la enseñanza obligatoria «sin tener una mínima base de nociones económicas».

Entre los docentes los hay que recuerdan que la UE dice que los estudiantes deben ser solventes en estas competencias, por las que las pruebas PISA pregunta a los 15 años. Nadie entiende que se ponga el énfasis en cuestiones como los océanos azules o metodologías como el design thinking (un método para generar ideas innovadoras que centra su eficacia en entender y dar solución a las necesidades reales de los usuarios) sin haber explicado antes los ingresos y gastos del Estado o la simple diferencia entre una tarjeta de crédito y una de débito.

Como alternativa a la ausencia de contenidos en Economía, el ministerio podría incluir una nueva asignatura al estilo Garzón (Eduardo, no Alberto). Incluyamos en la Educación española la asignatura crea tu propio dinero, con impresora incluida, fabricada en clase de manualidades.