Recientemente, decíamos en Hispanidad que más de mil familias británicas estudiaban demandar a una clínica de cambios de sexo en menores: les obligaban a tomar bloqueadores de la pubertad, "que alteran la vida". La clínica Tavistock, especializada en cambios de género en menores y con problemas de salud mental, podría enfrentarse a una acción legal masiva «por parte de 1.000 familias de niños que afirman que se les obligó a tomar bloqueadores de la pubertad que alteran la vida» semanas después de que el Servicio Nacional de Salud británico (NHS) la cerrara a raíz de un informe médico contrario, tal como informaba Daily Mail.

Pues bien, la polémica en torno a esta clínica desembocó en fructífera investigación sobre los efectos nocivos de los bloqueadores -también conocidos como agonistas de la hormona GnRH- en pacientes con disforia de género.

Publica Religión en Libertad que uno de los informes más exhaustivos sobre el tema ha sido recientemente publicado bajo el título Supresión de la pubertad: ¿Medicina o mala praxis? por la organización Lesbians United (Lesbianas Unidas), una más del lobby homosexualista-feminista y que ve en la cuarta letra del acrónimo LGBT (trans) uno de los más acérrimos enemigos de las mujeres.

Los fármacos que bloquean la pubertad "pueden afectar negativamente al esqueleto, al sistema cardiovascular, la tiroides, el cerebro, los genitales, el sistema reproductivo, el sistema digestivo, el sistema urinario, músculos, ojos y sistema inmunológico". Es decir, a prácticamente todos los órganos de la persona

Una de las homólogas hispanas de Lesbians United en la defensa de "los derechos de las mujeres basados en el sexo", Contra el borrado de las mujeres, ha traducido este completo informe redactado en torno a más de 300 fuentes relevantes y estudios científicos revisados sobre las consecuencias de la prescripción a niños, adultos y adolescentes de estos fármacos. 

Las pruebas de los estudios científicos, de los casos y los ensayos clínicos recabadas por el documento sugieren que los fármacos que bloquean la pubertad "pueden afectar negativamente al esqueleto, al sistema cardiovascular, la tiroides, el cerebro, los genitales, el sistema reproductivo, el sistema digestivo, el sistema urinario, músculos, ojos y sistema inmunológico". Es decir, a prácticamente todos los órganos de la persona. 

Algunos de los efectos adversos especialmente preocupantes para los menores tratados con bloqueadores son la "pérdida de densidad mineral ósea y el aumento del riesgo de osteoporosis; la posibilidad de que disminuya el coeficiente intelectual y otros déficits cognitivos; el aumento del riesgo de depresión y de pensamientos suicidas o el retraso en el desarrollo sexual y reproductivo", así como la conclusión de que muchos de estos efectos son "total o parcialmente irreversibles" frente a la cada vez más extendida afirmación de la reversibilidad de los mismos.

Precisamente sobre la irreversibilidad de estos tratamientos saben mucho los jóvenes que se han sometido a ellos y ahora se arrepienten. Por ejemplo, Dagny quien "veía a mis padres como fanáticos tránsfobos por intentar retrasar mi consumo de hormonas… y porque la red social Tumblr así lo dijo. "La transición empeoró mi disforia. Era un discurso único que me decía que el odio a mi cuerpo estaba justificado e incluso era positivo. Me dijeron que la única forma de sentirme mejor era destruyéndome a mí y lo que me definía como mujer.

Sobre la irreversibilidad de estos tratamientos saben mucho los jóvenes que se han sometido a ellos y ahora se arrepienten

Y es que, hasta el Consejo de Estado, aquí en España, advertía: Cambiarse de sexo no es una broma: todos los menores deben contar con aval judicial para cambiar de sexo, para evitar "decisiones precipitadas".

La única que parece no darse por enterada de los riesgos de estos procesos de transición de género, especialmente en menores, es la señora Irene Montero