Me ocurrió a mí, hace bien poco, en Moncloa, con la vicepresidenta del Gobierno y titular de Energía, Sara Aagesen. Le preguntó si no tenía miedo de que su decisión de no prorrogar el cierre de las centrales nucleares generara apagones. Me miró con aire condescendiente, como a ese alumno cortito a quien hay que explicarle la lección deletreando: ¡Por favor!, parecían expresar sus ojos.

Pues bien, un mes después, sin necesidad de cerrar las nucleares, ha llegado el apagón. Apagón general del que, según costumbre, ha surgido un presidente que ha descubierto que hay que hacerlo todo por el pueblo pero sin el pueblo, porque si lo haces con el pueblo corres el grave riesgo de que este te abuchee y entonces te conviertas en el "Galgo de Paiporta".

Un presidente muy preocupado por el bienestar de la ciudadanía pero que no nos explica qué es lo que ha podido ocurrir aunque, eso sí, nos previene contra el bulo y la desinformación que tanto daña nuestro espíritu. A renglón seguido, nos ordena que no nos movamos demasiado, que usemos poco el móvil y que huyamos de las malas fuentes de información.

Oiga, en este sentido, genial lo de Lourdes Maldonado, quien glosó las palabras del presidente, asegurando que, en efecto, no deberíamos hacer caso de los bulos sino de las fuentes confiables, por ejemplo "la radio pública". La privada no, pero Radio Nacional de España sólo dice la verdad.

Y claro, la mentira es madre de la contradicción. Si el gobierno desconoce el origen del apagón tampoco puede saber si una explicación dada es un bulo, una hipótesis o una certeza.

Cuestiones prácticas: a lo mejor tenemos que replantearnos, no el ritmo del proceso de descarbonización sino la descarbonización, propiamente dicha. La combustión se ha mostrado mucho más segura que la electricidad

Él, Pedro, está bien, eso es lo importante.

Estoy bien

En resumen, España ha vivido un ensayo de colapso, un concepto que empieza a extenderse de forma viral y con alcance global: España fracasó, demasiada histeria. 

El apagón general ha demostrado que los españoles tenemos lo máximo pero no estamos preparados para la menor adversidad. ¿Y la sociedad? La sociedad nunca está preparada para el caos. Simplemente lo afronta... o desaparece. Ha ocurrido con todas las guerras, con todos los desastres, con gobiernos buenos o malos. 

La electrificación es demasiado frágil. No sé si contamina menos el planeta -no creo- pero esclaviza al hombre. Y la sociedad integrada en red quiebra en cuanto uno de los puntos de esa red se deteriora

Cuestiones prácticas: a lo mejor tenemos que replantearnos, no el ritmo del proceso de descarbonización sino la descarbonización, propiamente dicha. La combustión se ha mostrado mucho más segura que la electricidad.   

La electrificación es demasiado frágil. No sé si contamina menos el planeta -no creo- pero esclaviza al hombre. Y la sociedad  integrada en red quiebra en cuanto uno de los puntos de la red se deteriora.

En cualquier caso, si la red eléctrica falló por un fallo en alguna subestación es que el conjunto del sistema no funciona. 

Por cierto, los partidarios de terminar con el dinero en metálico, ¿se lo van a repensar ahora?