Decíamos en Hispanidad que Irene Montero se refería en más de una ocasión a "madres protectoras" como María Sevilla, Juana Rivas o Irene Costumero, como ejemplos de progenitoras a las que el Estado debe proteger. 

Pues bien, algunas de las exparejas de esas mujeres han publicado sus experiencias personales a este respecto en el libro "Algunos hombres buenos", a través del que el periodista Quico Alsedo plantea cuestiones como ¿Quién puede negar su apoyo a una mujer maltratada o a un niño violado por su padre? Pero ¿y si esos abusos jamás existieron? ¿Y si fueron inventados? Los ocho hombres que protagonizan este libro fueron monstruos sin serlo. Daniel soñaba que se ahorcaba. A Pedro le gritaban «pederasta» en el bar. Los hijos de Francesco ya no sabían si él les había pegado o no. Inocentes, tal vez doblemente inocentes, fueron sentenciados por la sociedad y les arrancaron aquello que más amaban: a sus hijos.

A Rafael Marcos, exmarido de María Sevilla (que fuera asesora podemita y presidenta de Infancia Libre) le parece "lamentable que tenga que salir un niño -el hijo que tiene en común con Sevilla- para desmentir a toda esta gente, que nada más que miente". 

Este libro da voz a las exparejas de unas mujeres entre las que recordemos: el Gobierno Sánchez indultó a María Sevillaexpresidenta de Infancia Libre y asesora de Podemos en temas de infancia, que había sido condenada a una pena de cárcel de dos años y cuatro meses después de que sustrajera a su hijo en 2019 y lo tuviera apartado de su padre, oculto en una finca de Cuenca y sin escolarizar. La decisión de indultarla la ha tomado el Consejo de Ministros a propuesta de la ministra de Justicia, Pilar Llop

De Sevilla su propio hijo contaba en una entrevista a El Mundo: “Con ella vivía como en un cárcel, sin amigos y sin estudiar, no quiero que ella siga peleando por mi porque estoy bien con mi padre, lo que mi madre quiere hacer es daño a mi padre y lo que no se da cuenta es que me lo está haciendo a mí, me da miedo que mi madre me quite a mi hermana de mi lado".

Juana Rivas, fue condenada por sustracción de menores tras desaparecer con sus dos hijos y que recibió después un indulto parcial.

Irune Costumero fue la madre que llevó al banquillo a responsables del servicio vizcaíno de infancia por haberle “arrebatado” a la niña alegando que sufría síndrome de alienación parental (SAP), negado por organizaciones médicas y prohibido en la Ley de Infancia.