El Papa Francisco ya se encuentra en Singapur, el último de los países que ha visitado en su gira asiática -previamente visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental-, que inició el pasado 2 de septiembre. 

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Hoy mismo, en su encuentro con las autoridades del país, ha pronunciado un discurso en el Teatro del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional de Singapur en el que, una vez más, se acordó de los más débiles: "Reconozco y alabo las variadas políticas e iniciativas puestas en marcha para sostener a los más débiles, y espero que se preste una particular atención a los pobres, a los ancianos -cuyos esfuerzos han plantado los cimientos del Singapur que hoy conocemos- y también para tutelar la dignidad de los trabajadores migrantes, que tanto contribuyen a la construcción de la sociedad, y a quienes hay que garantizarles un salario justo". 

"Las sofisticadas tecnologías de la era digital y el rápido desarrollo en el uso de la inteligencia artificial, no pueden hacernos olvidar que es esencial cultivar relaciones humanas reales y concretas; y que estas tecnologías pueden aprovecharse precisamente para acercarnos unos a otros, propiciando la comprensión y la solidaridad, y no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible", ha proseguido el Santo Padre.

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También ha destacado que la "Iglesia católica en Singapur, desde el inicio de su presencia, se ha esforzado por ofrecer su aportación peculiar al progreso de esta nación, sobre todo en los sectores de la educación y de la salud, valiéndose del espíritu de sacrificio y dedicación de los misioneros y de los fieles. Siempre animada por el Evangelio de Jesucristo, la comunidad católica se encuentra también a la vanguardia en las obras de caridad, contribuyendo en modo significativo a los esfuerzos humanitarios y gestionando, con este fin, distintas instituciones sanitarias y numerosas organizaciones humanitarias, entre ellas Cáritas, que todos conocemos".

"Y quisiera recordar también el papel que desempeña la familia, el primer lugar donde cada uno aprende a relacionarse con los demás, a ser amado y a amar. En las condiciones sociales actuales, los cimientos sobre los que se asientan las familias se ponen en discusión y corren el riesgo de quedar debilitados. Es necesario que se establezcan las condiciones para que las familias puedan transmitir los valores que dan sentido y forma a la vida, y enseñar a los jóvenes a entablar relaciones sólidas y sanas. Por ello, alabo los esfuerzos realizados con el fin de promover, proteger y sostener la unidad familiar a través de la intervención de las diferentes instituciones", ha apuntado el Pontífice.

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