El Papa Francisco ha iniciado su viaje más largo: Indonesia, Timor Oriental, Papúa nueva Guinea y Singapur. El Extremo Oriente en todas sus variantes. Desde el país con más musulmanes del mundo, Indonesia, hasta Singapur, donde el número de rascacielos por metro cuadrado apenas deja respirar. 

Y en este escenario es donde el Pontífice ha lanzado la frase que será más recordada que cualquiera de sus discursos: "los hay que prefieren tener un perro o un gato antes que un niño". 

A eso se le llama a lanzar un mensaje a Occidente desde Oriente, porque las tasas de natalidad más preocupantes, más mínimas, son precisamente las europeas. Por ejemplo, los españoles podíamos entenderlo como un mensaje directamente dirigido a nosotros: es bien triste que Italia y España, los países con mayor porcentaje de católicos del mundo sea el que presenta unas tasas de natalidad más bajas. 

También es verdad que son los dos países con menos ayudas públicas a la natalidad. Es más, España, en esto, anda mucho peor que la Italia de Giorgia Meloni. En cualquier caso, cuando la mentalidad natalista impera a veces las ayudas a la natalidad prosperan. Otro de los retos del Pontífice será 'empoderar' a los católicos que, en esta zona del mundo, están en minoría.

En cualquier caso, es de destacar el esfuerzo del Pontífice, cuya salud no es la más adecuada para realizar este tipo de viajes. Y cuando vuelva ya estaremos en vísperas del Sínodo lo de la Sinodalidad, cuya segunda y última sesión comienza el 2 de octubre en Roma, No, no será la definitiva porque Francisco ya lo hizo con el Sínodo de la familia y el Sínodo de la Amazonia siempre hace lo mismo: avisa que la última palabra la tiene el Papa y, tras levantar todas las ampollas del mundo, es él quien dictamina en perfecta ortodoxia. 

Es más, lo único que se le puede reprochar es eso: ¿hacía falta armar todo este lío? para volver donde ya estábamos? 

Pues eso, que el viaje por Asia será el precedente del Sínodo de la Sinodalidad: entramos en la montaña rusa.