No conozco al cordobés Rafael Corazón pero desde aquí le felicito, a la par que aconsejo la lectura de su libro El nuevo gnosticismo: la ideología de género. Un libro breve -60 páginas- pero extraordinariamente enjundioso, propio de un profe de filosofía, profesión que no es del gusto del Nuevo Orden Mundial (NOM) que, de buena gana, acabaría con ella o la manipularía. Tal y como ya hacen muchos institutos y universidades españolas, donde la historia de la filosofía comienza en Kant, cuando no en Hegel, con la conveniente expurgación de todo contenido trascendente en la filosofía moderna. Y ya se sabe que una filosofía que no acabe en trascendencia es una filosofía intrascendente y, antes que eso, un peñazo de filosofía.

La tesis del libro es simple y Corazón no comete el error centrífugo de tantos autores: sólo apunta una tesis, no muchas, y no se aparta de ella en ningún momento.

Así, nos cuenta: "la nueva doctrina gnóstica se concentra en el llamado nuevo orden mundial que, bajo la bandera de la globalización (quien no de acuerdo con este ideal es un populista) pretende crear una nueva humanidad: todo el planeta sería un solo Estado, todos serían iguales, nadie tendría nada como propio pero -se dice- a nadie le faltaría nada. Para ello hace falta unificar las mentes y las libertades: una sola religión, el ateísmo; un sistema político en el que no habría ciudadanos y en el que la ideología única sería la ideología de género, solo posible si se admite también el feminismo radical, el control de la natalidad, la limitación de la libertad de las conciencias, de la objeción de conciencia, etc.".

El NOM aspira a unificar las mentes y las libertades: una sola religión, el ateísmo; un sistema político en el que no habría ciudadanos y en el que la ideología única sería la ideología de género. ¿Les suena? 

Recuerden, los gnósticos es la herejía más tremenda de los primeros siglos de la Iglesia, resucitada en la Edad Media de los cátaros, luego en la fórmula de la tontamente alabada Ilustración y finalmente en el Nuevo Orden Mundial (NOM) de nuestros días, que ha reverdecido el puritanismo. 

El gnosticismo siempre se ha concretado en un club de presumidos que se creían muy espirituales y despreciaban la materia, tanto como ésta les hipnotizaba. Vamos, que se les comía el orgullo.

Este es el momento Chesterton, quien defendía que de cada diez herejías que ha combatido la Iglesia, nueve eran espiritualistas y sólo una materialista. Y recuerden, también, que el materialismo puede ser cruel pero el espiritualismo es crudelísimo, ni tan siquiera conoce la clemencia. Por lo de siempre: porque la corrupción de lo mejor es lo peor Y el gnosticismo no es otra cosa que una corrupción de la espiritualidad.

Pues bien, Corazón nos describe la evolución del gnosticismo, que ha acabado en la ideología de género. Ya hemos consolidado en nuestra atmósfera política otro concepto chiflado: la autodeterminación del sexo. Naturalmente, denuncia Corazón, esto acaba en la 'abolición del hombre', paso previo a su aniquilación. Ya lo estamos viendo con las feministas, hoy llamadas clásicas, que braman contra la salvajada materialista trans y la salvajada espiritualista llamada autodeterminación de género. Les comprendo: si yo hubiera dedicado mi vida a la defensa de los derechos de la mujer y ahora resulta que los míos, precisamente las hijas del primer feminismo, me dicen que la mujer no existe, que se trata de una entelequia, pues hombre, yo también me sentiría ligeramente molesto. Entonces, ¿He estado haciendo el canelo luchando por algo que no existe? 

Ya se sabe que una filosofía que no acabe en trascendencia es una filosofía intrascendente y, además, un peñazo de filosofía

Ahora bien, Rafael Corazón demuestra que lo de la autodeterminación de género no es sino un paso más hacia la 'Abolición del hombre', ese concepto que hiciera célebre Clive Lewis, que empieza por vaciar el espíritu pero está terminando hoy, en el siglo XXI, con los muchachos del NOM entusiasmados, en la materia, en el transhumanismo y en el hombre ciborg. 

Ya saben: la máquina superará al hombre, seguro, y cuanto más superior sea... más manipulada será por el hombre partidario de la eliminación de la humanidad. Naturalmente no de ellos, los del NOM, sino del resto de la humanidad para crear una tierra de los elegidos, naturalmente por procedimientos eugenésicos para que quede claro que sólo sobreviven los mejores.

Pero ciñámonos al nuevo gnosticismo: "La propuesta del Nuevo Orden Mundial pretende ser la solución final o sea, una locura aún mayor que las que ya se han dado desde la revolución francesa. Con el nuevo orden mundial el hombre desaparecería de la tierra; sus dirigentes mandarían sobre máquinas o esclavos, justo lo contrario de lo que Aristóteles entendía por política: gobierno sobre hombres libres". 

Y yo no tengo nada más que decir.