Libros recomendados
La implantación de las modas, especialmente las provenientes de otras culturas, tienen como misión balcanizar, devorar lo ya existente y hacer una labor de sustitución. No son tiempos de quemar y destruir las ciudades para que no quede piedra sobre piedra y construir lo nuevo. Hoy son estrategias de seducción, como las modas, por ejemplo, Halloween.
Halloween tiene apariencia inocente. La mayoría de la sociedad lo ve como una fiesta no religiosa y, sin embargo, mantiene normas de actuación (liturgias) y creencias que dan sentido a lo que haces… El público disfruta de disfraces y actos sin saber por qué o para qué. Halloween es una realidad impresionante que se introduce en nuestras calles, comercios y hogares, y entran por los ojos hasta engullir el alma, o lo que allí había.
Pero, ya que la mayoría se toma esta fiesta como algo que hay que celebrar -so pena que seas un aburrido, ultra católico, aguafiestas, etc.- conozcamos su origen histórico, donde siempre encontraremos las raíces de por qué sucede lo que sucede.
Halloween se inicia en los Estados Unidos allá por el año 1845 a raíz de la llegada masiva de miles de inmigrantes irlandeses que inundaron Nueva York. Estos mantuvieron una vieja tradición religiosa anterior a la era cristiana. Celebraban el fin del verano, que marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico ofreciendo sacrificios a Samhain o Saman. Ese dios se representaba con un esqueleto que sostenía una hoz o guadaña en su mano, y que más tarde conocimos como La Muerte. ¿Les suena?
Halloween se inicia en EEUU en 1845 tras la llegada masiva de miles de inmigrantes irlandeses que mantuvieron una vieja tradición religiosa anterior a la era cristiana, que marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico ofreciendo sacrificios a Samhain o Saman, un dios representado con un esqueleto que sostenía una hoz o guadaña en su mano
El 1 de noviembre los celtas celebraban el Día de la Muerte, por mera acción-reacción de la naturaleza: las hojas de los árboles caen, se hace antes de noche y comienza el frío. Es decir, el decaimiento de Samhain. Los celtas creían que Samhain se reunía el 31 de octubre con los espíritus de los que durante ese año habían muerto. Mientras, los espíritus estaban sometidos a habitar en cuerpos de animales como castigo por sus malas obras, y en la víspera de la fiesta, el 31 de octubre, volvían a visitar a los vivos.
Hasta aquí la prehistoria de lo que hoy llamamos Halloween.
En el año 800, la Iglesia Romana, intentó cristianizar ese día de adoración pagana, y movió el Día de Todos los Santos del mes de mayo al 1º de noviembre. En inglés este día se llama el “All Hallow’s Day”, que pronto fue abreviado a Halloween. Los satanistas establecieron el 31 de octubre, como la noche de “Todos los Demonios”, para que penetraran en las casas mediante hechizos, maldiciones y horrores. ¡En fin, parece que la fiesta de los caramelos, del truco y el trato, es la noche en la que los demonios entran en casa!
El origen de los disfraces tiene sentido histórico. Durante la noche del 31 de octubre, la gente usaba disfraces con cabezas y pieles de animales. Practicaban adivinación, saltaban, bailaban y cantaban con el fin de ahuyentar a los malos espíritus.
Los satanistas establecieron el 31 de octubre, como la noche de “Todos los Demonios”, para que penetraran en las casas mediante hechizos, maldiciones y horrores. ¡En fin, parece que la fiesta de los caramelos, del truco y el trato, es la noche en la que los demonios entran en casa!
El truco o trato era una forma de exorcizar a los que por alguna razón olvidaban disfrazarse y no podía engañar a los demonios, se les hacía un trato de comida y fruta, dando cobijo al espíritu errante, al menos para la noche. Si el demonio quedaba satisfecho con su trato, no le harían truco con un maligno hechizo.
No es difícil reconocer las similitudes entre las antiguas celebraciones de los celtas respecto de las costumbres aparentemente ingenuas de la celebración de Halloween de nuestros días. Sin embargo, ante la ignorancia de todo esto, muchos se preguntan: ¿qué daño podría hacer Halloween? Pues demos respuestas concretas, y valoremos los significados y las consecuencias de Halloween, que son varios, aunque aquí trataremos solo tres de ellos.
Halloween enfatiza la violencia y la muerte. Consideremos solo por un momento las películas Pesadilla en la calle del Infierno, Halloween y Viernes 13. Son películas muy populares, especialmente diseñadas para esta inocente fiesta de Halloween. Historias de sadismo, violencia sexual, satanismo, tortura, mutilación y extraños asesinatos, que inconscientemente acercan a niños y jóvenes a admitir como algo lógico en ese día esos comportamientos.
Halloween resalta el horror y el miedo. El misterio es lo divertido, es el éxito de pasarlo cómo nunca. Estamos ante un diseño lúdico para niños de temprana edad o adolescentes, cuyo interés trata de involucrar al visitante -aunque sea de broma-, en lo esotérico de ciertos fenómenos sobrenaturales.
Y esto nos lleva al tercer punto: Halloween y lo oculto. A través de ouija de juguete -que nunca es un juguete-, niños, adolescentes, jóvenes y no tan jóvenes son introducidos en las prácticas ocultistas. En cualquier caso, el padre José Antonio Fortea recuerda que a muchos de sus encuentros de exorcismo de jóvenes, se llegó a esa situación después de una divertida tarde de amigos y amigas «donde no pasaba nada».
Halloween enfatiza la violencia y la muerte, resalta el horror y el miedo, e introduce en prácticas ocultistas. Esta fiesta ha logrado que nos olvidemos de rezar por nuestros seres queridos, que es la verdadera misión de nuestras fiestas de Difuntos y de Todos los Santos
¿Es pecado celebrar Halloween? Como en todo prevalece la intención del corazón. La mayoría solo quieren divertirse. El primer efecto que repercute en los cristianos es la de abandonar a nuestros difuntos debido a la fiesta en cuestión, es decir, han logrado que nos olvidemos de rezar por nuestros seres queridos, que es la verdadera misión que tiene nuestras fiestas de Difuntos y de Todos los Santos. En cualquier caso, desde una perspectiva cristiana, Halloween no honra a Cristo. Pocas personas que lo celebran desconocen la oscuridad que sobrecoge a la mayoría de las prácticas del Halloween. Frente a esa oscuridad que no lleva a nada -a nada bueno, digo-, los cristianos tenemos una obra de misericordia que es rezar por nuestros difuntos, desearles la reunión definitiva con el Señor, caso de que esté en el purgatorio. Una realidad trascendente que nadie más que nosotros podremos hacer con la fuerza de la oración y el cariño demostrado, si nos es posible, visitando su tumba, quizá acompañado de unas flores que recuerden su existencia.
Tenga usted éxito en su muerte (Nuevo Inicio) de Fabrice Hadjadj. La hora postrera vendrá a robarle la posición adquirida con tanto esfuerzo. Pero si escudriña usted su corazón, si recuerda sus sueños infantiles, reconocerá que, aunque quieran convencerle de otra cosa, lo que busca usted no es la comodidad, sino una existencia heroica: ¡ser un noble caballero, morir por la justicia, dar la vida por los demás! Tenga cuidado.
El purgatorio (Rialp) de Anónimo. Si algo debe tenerse en cuenta en el día de los Difuntos son las ánimas del purgatorio y este breve libro expone a través de vivencias personales del autor que se ha mantenido en el anonimato un sintético tratado sobre el Purgatorio. El texto se ha organizado en tres partes. En la primera se expone cuál es el fin de las revelaciones particulares. La segunda reúne las enseñanzas de carácter más doctrinal. La tercera está dedicada a algunas manifestaciones de las almas del Purgatorio.
La tiniebla en el exorcismo (Sekotia) de José Antonio Fortea. Se trata de una obra imprescindible para los estudiosos e interesados en conocer, sin tópicos ni mitos, lo que el mal guarda en sus tinieblas. Este libro es un vademécum teológico respaldado por la práctica y la experiencia de actos de desposesión. Realiza un análisis exhaustivo sobre qué es el exorcismo y en qué no debe convertirse.