Soy testigo personal de cómo el cardenal Antonio Cañizares, una de la mejores cabezas del Episcopado español, ha cortado en seco cualquier critica al Papa Francisco. En cualquier caso, nació un 15 de octubre de 1947 años. El domingo 9 de despedía de sus feligreses. Es decir que Francisco, esta vez con casi dos años de retraso ciertamente, ha decidido aceptar su renuncia. Es decir, iba a cumplir 77 años, pero a otro de los puntales de la ortodoxia cristiana, el titular de Alcalá, Reig Pla, ese le aceptó la renuncia aunque había cumplido los 75 el pasado 7 de julio.

Encima, en el caso de Cañizares, la retorcida progresía clerical ha alentado la idea de que se le estaba yendo la cabeza

Por contra, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en manos del clero más progre de la capital de España, ya cumplió los 77 años el pasado 16 de mayo, es decir, mayor que Reig Pla y que el propio Cañizares, continúa al frente a la archidiócesis de Madrid.

Encima, en el caso de Cañizares, la retorcida progresía clerical ha alentado la idea de que se le estaba yendo la cabeza. Es falso. Cañizares es uno de los intelectuales con los que cuenta la Conferencia Episcopal Española (CEE), cada día que pasa más descabezada y en manos de gente que, caritativamente, vamos a calificar de mediocres. Lo demostró con motivo del vigésimo quinto aniversario de Hispanidad, una homilía que nadie debería dejar de escuchar.

Una Iglesia descabezada justo cuando España sufre una apostasía general de la que algunos no recordamos precedentes

Hoy, la CEE está regida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella... y España sufre de una apostasía general casi sin precedentes.