Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en la India, país donde los cristianos sufren persecución a manos del ultranacionalismo hindú del partido gobernante Bharatiya Janata Party (BJP), de carácter panteísta, el partido del actual presidente Narendra Modi -gran amigo de Pedro Sánchez-, y un partido que o bien se dedica a perseguir a los cristianos o bien lo fomenta o bien hace la vista gorda cuando ello sucede.
En ese país, por tanto se suceden episodios como el que sigue, que fue relatado por Joel Veldkamp, jefe de comunicaciones internacionales de Christian Solidarity International, a CBN News: “Había una madre de tres hijos, una mujer cristiana de este grupo indígena… que fue atacada por militantes hindúes, violada y quemada viva”.
Veldkamp prosiguió: “Y eso desencadenó otra ronda de violencia entre los grupos, decenas de personas fueron asesinadas, más personas fueron desplazadas y el gobierno realmente parece estar completamente ausente de esta situación”.
Cabe recordar que en los últimos días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y más de 20 comisarios europeos han viajado a Nueva Delhi para reunirse con el Gobierno indio que lidera Modi para relanzar una "asociación estratégica" entre la Unión Europea y la India. Es decir, entre el viejo continente que cada vez tiene más olvidadas sus raíces cristianas con un país panteísta. Mal vamos.

(Cristianos perseguidos en Pakistán, foto de ACN)
Nuestro siguiente destino es Pakistán, donde Naseem (nombre ficticio para proteger su identidad) relata su conversión del islam al cristianismo, lo que le costó no pocos problemas y adversidades.
Su historia la recoge Asia News. De familia profundamente musulmana, Naseem desde pequeña sentía atracción por las historias sobre Jesús y María que se relatan en el Corán: “Me conmovía la historia de Jesús, sus milagros, su compasión y la paz que sentía cada vez que oía hablar de él”.
Tiempo después, cuando trabajaba como agricultora, coincidió con un joven cristiano a quien contó esas inquietudes: “Le dije cuánto amaba a Jesús y a María y que su historia me daba paz y consuelo”.
No tardó mucho en dejar el islam y abrazar la fe cristiana públicamente, hecho que le llevó a casarse con un joven cristiano y ser madre de siete hijos. Pero allí empezaron sus problemas: “Me amenazaron de muerte, pero Jesús me protegió”. Sus hijos también sufren discriminación en el colegio, mediante humillaciones y amenazas: “Cuando van a la escuela, al mercado o a jugar siempre tengo miedo”. Asimismo, también sufre discriminación laboral, porque los musulmanes se niegan a contratarla: “Hemos pasado hambre, durante meses usamos la misma ropa y no teníamos zapatos”. “En esos momentos difíciles, mis hermanos y hermanas cristianos me ayudan. A veces me dan harina o 500 o 1000 mil rupias. Gracias a ellos podemos sobrevivir con dignidad”.

(Cristianos perseguidos en Congo, foto de ACN)
Nos vamos ahora a África, concretamente a la República Democrática del Congo, país en el que se ha desatado una guerra civil entre el Movimiento 23 de Marzo -un grupo rebelde militar que opera en áreas del este del país- y el gobierno congoleño, lo cual ha llevado al desplazamiento de un gran número de refugiados.
En ese país, también operan yihadistas vinculados al Estado Islámico: se llaman Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), que se dedican a perseguir a los cristianos. De hecho, a este grupo se le ha atribuido el asesinato de 70 cristianos en una iglesia protestante en la localidad de Kasanga, en la provincia de Kivu del Norte, puesto que este grupo las había secuestrado días antes, como recogió Hispanidad.
En ese contexto, unos militares del Gobierno asaltaron la casa delobispo de Uvira, Monseñor Joseph Muyengo. Así lo cuenta la diócesis en un comunicado que recogió Fides: "Tres soldados de las FARDC (Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo), vestidos con uniforme y que hablaban en tshiluba, irrumpieron en el recinto de la diócesis. Primero amenazaron al guardián, el señor Mwamba, y luego al cocinero, el señor Jean. Salí a su encuentro para preguntarles por la situación, pero nos apuntaron a todos con sus armas y nos obligaron a tirarnos al suelo junto con el obispo. Nos robaron dinero, teléfonos y otras pertenencias, y luego nos encerraron en nuestras habitaciones, amenazándonos con matarnos al menor movimiento mientras registraban toda la casa".
La diócesis prosigue: "El sábado 15 de febrero, ante el avance del M23, la ciudad fue saqueada por soldados de las FARDC (Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo) en retirada, milicianos progubernamentales de Wazalendo y jóvenes locales. Antes de huir, algunos prisioneros prendieron fuego a las instalaciones. Solo la intervención del capellán, con la ayuda de algunas religiosas, impidió que las llamas destruyeran completamente el edificio. La capilla de la prisión también fue saqueada, pero el sacerdote logró evitar su destrucción total".
Urgen oraciones por los cristianos perseguidos po su fe en Cristo.