El régimen chiíta iraní sigue empeñado en controlar que las mujeres vistan como ellos quieren, es decir, con velo

La última medida ha sido instalar cámaras en lugares públicos y calles para identificar y sancionar a las mujeres sin velo.

Que, al parecer, cada vez son más, sobre todo desde la muerte de Mahsa Amini, una mujer kurda de 22 años bajo la custodia de la policía moral en septiembre pasado, y que había sido detenida por presuntamente violar la regla del hiyab. 

Según la ley islámica de la sharia de Irán, impuesta después de la revolución de 1979, las mujeres están obligadas a ocultar el cabello y a usar ropa larga y holgada para disimular su figura. Los infractores se han enfrentado a reprimendas públicas, multas o arrestos.

Describiendo el velo como "uno de los cimientos de la civilización de la nación iraní" y "uno de los principios prácticos de la República Islámica", una declaración del Ministerio del Interior dijo el 30 de marzo que no habría marcha atrás en el tema.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, había pedido el 6 de marzo "penas severas", incluida la pena de muerte, contra las personas que fueran consideradas responsables de estos envenenamientos

También llegan preocupantes noticias de ese mismo país que hablan de la persecución a las niñas por asistir a las escuelas. Esa persecución se realiza mediante la suelta de gases tóxicos en los colegios, aunque no queda claro ni quién lo ejecuta ni cómo.   

Esta práctica de envenenar a niñas  -no llegan a morir pero les causan malestar y desmayos, a veces seguidos de hospitalizaciones-  tiene lugar desde hace varios meses en el país controlado por los chiítas. 

Un balance oficial del 7 de marzo indicaba que "más de 5.000 alumnos" habían resultado intoxicados en más de 230 establecimientos situados en 25 provincias, de las 31 con las que cuenta Irán.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, había pedido el 6 de marzo "penas severas", incluida la pena de muerte, contra las personas que fueran consideradas responsables de estos envenenamientos.

Algunas teorías de las intoxicaciones apuntan a fundamentalistas que buscan venganza por el papel de las jóvenes en las protestas desatadas por la muerte en septiembre de Mahsa Amini, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo.