Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Irán, donde el régimen islamista ha sentenciado a tres cristianos conversos a más de 40 años de cárcel y a sanciones económicas por su fe en Jesús, recoge ACN de Article 18.

Sus nombres son Abbas Soori, Mehran Shamloui y Narges Nasri, esta última embarazada. La justicia iraní, en concreto, les acusa de «actividades de propaganda contrarias a la ley islámica» y pertenencia a un «grupo de oposición».

Además de a todas las penas referidas anteriormente, los sentenciados también sufrirán la privación de derechos sociales como la salud, el empleo o la educación.

Y es que así se las gasta el régimen teocrático islamista con quienes creen en algo distinto al islam.

En la India, los cristianos también sufren formas de persecución. Por ejemplo, a algunos fieles se les ha impedido enterrar a sus familiares hasta que se convirtieran al hinduismo, informa Asia News.

Es el caso de un hombre cristiano de 70 años que falleció y las autoridades de la localidad de Siunaguda negaron a sus parientes el derecho a enterrarlo. Su hijo mayor, Turpu Santa,  declaró: “Tenemos todo el derecho como ciudadanos indios a enterrar a nuestros seres queridos en nuestra propia tierra”. “Ni siquiera se nos permite enterrar a nuestro querido padre en nuestra tierra como cristianos”.

Según Ajaya Singh, sacerdote católico añadió: «Es una violación constitucional de los derechos humanos y una falta de respeto a la dignidad de la persona incluso después de la muerte».

Es un ejemplo más de la discriminación que sufren los cristianos en una nación dominada por el hinduismo.  

Nuestro siguiente destino es Nicaragua, donde los nicaragüenses vienen padeciendo una dictadura, la de Daniel Ortega, desde que este se hiciese con el poder, en enero de 2007 (aunque anteriormente presidió un mandato presidencial entre 1985 y 1990).

El sandinista, lejos de apaciguarse con los años, se ha vuelto cada vez más dictador. Y ha endurecido la represión, sobre todo tras las protestas ciudadanas de 2018. Y una de las instituciones que persigue con más saña es la Iglesia católica, pues ésta fue una de las que más alzó voz contra esa represión y Ortega sabe perfectamente que predica libertad y dignidad humanas, ambas pisoteadas por él.

Por eso, lo último que se le ha ocurrido al dictador Ortega es vigilar a los sacerdotes, hasta el punto de analizar sus comunicaciones por teléfono, exigirles listados de sus actividades y dificultarles su libertad de movimiento, prohibiéndoles salir de sus localidades sin permiso, recoge Aciprensa del diario nicaragüense Mosaico CSI.

La organización cristiana internacional Christian Solidarity Worldwide (CSW) informa de que esta represión también consiste en impedir las manifestaciones religiosas por las calles (procesiones, etc).

En la misma línea que su marido Ortega, la co-dictadora Rosario Murillo, celebró esta semana la expulsión del país de los opositores al régimen, calificándoles como «indignos», «traidores» y «errantes». "Los que nacieron traidores, los que son indignos, los que son cobardes, los que son vándalos, lacayos, esclavos de los imperialistas de la tierra, no son nicaragüenses”, apuntó la mujer de Ortega, que añadió: «Andan errantes, errantes por el mundo, porque es eso lo que merecen». «Quienes practicaron el odio contra la patria bendita y contra el pueblo nicaragüense jamás podrán volver»

Urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.