Decíamos que la islamización avanza en África y lo hace con bastante violencia y persecución contra los cristianos, especialmente en Nigeria. En dicho país, ya van tres sacerdotes asesinados y 18 secuestrados en lo que va de año, a los que hay que sumar el medio centenar de víctimas mortales que dejó el ataque contra la parroquia de San Francisco Javier de Owo en la fiesta de Pentecostés, según datos de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Ante este atentado, que supuso una prueba indudable de la existencia de Boko Haram en el suroeste del país, la reacción internacional fue dispar en Occidente: El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se reunió con eclesiásticos nigerianos, mientras el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, no incluyó a Nigeria como «País de Especial Preocupación» por la persecución religiosa

De esos 18 presbíteros secuestrados, la mayoría fueron liberados ilesos, pero tres fueron asesinados. En un comunicado remitido a ACN, la Asociación de Sacerdotes Católicos Diocesanos de Nigeria (NDCPA, por sus siglas en inglés) ha señalado que “los sacerdotes se han convertido en una especie en peligro de extinción”. Y aunque, “se han hecho intentos para pedir ayuda al gobierno a varios niveles”, considera que está claro que este “ha fallado en su deber principal de proteger la vida de los ciudadanos nigerianos”.

La NDCPA rechaza cualquier respuesta que implique la fuerza o la violencia porque “no somos terroristas ni una tropa de guerra” y Cristo nunca nos animó a levantar las armas contra nadie ni emprender ninguna acción de venganza”

Una violencia creciente que se refleja en los asesinatos y secuestros de presbíteros, así como en los ataques contra iglesias, que también perjudican a los fieles, y ante la que la NDCPA rechaza cualquier respuesta que implique la fuerza o la violencia porque “no somos terroristas ni una tropa de guerra”. “Nuestro camino ministerial consiste en la proclamación de la palabra de Dios y la celebración de la Eucaristía como memorial de Cristo y su misión en la tierra. Esto implica que llevamos con nosotros los libros sagrados y no las armas. Cristo nunca nos animó a levantar las armas contra nadie ni emprender ninguna acción de venganza. No tomamos las armas, y no lo haremos”, ha subrayado. “Nuestro deber es poner ante el altar de Dios, la gratitud, los cuidados, las preocupaciones y las peticiones de los fieles y las nuestras. Somos defensores de la vida y la paz”, han añadido, y han convocado desde el pasado lunes 11 una semana extraordinaria de oración y ayuno, adoración eucarística y rezo del Rosario.