En muchas ocasiones el Jueves Santo pasa desapercibido, es más, los incansables chicos del parqué siguen trabajando, la Bolsa está abierta y en más de un oficio se considera día laborable, visto como el inicio de la celebración del Triduo Pascual, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, pocas veces prestamos atención a que en este día Jesús instituyó la Eucaristía y el Orden Sacerdotal y la Iglesia celebra el Día del Sacerdote. 

En la tarde se celebra la Misa Crismal en la que se bendicen los óleos de los catecúmenos, el obispo de cada diócesis es el encargado, y más tarde se reparten por las parroquias. Es más, se anima a que todos los sacerdotes acudan con su obispo, así renovarán sus compromisos sacerdotales. 

Y no es sólo un hecho importante para los sacerdotes, sino que debería serlo para todos los cristianos puesto que durante los distintos sacramentos veremos presentes los óleos. El santo crisma, usado para ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias; el óleo de los catecúmenos, usado para ungir en el bautismo, y el óleo de los enfermos, usado en el sacramento de la unción de los enfermos. 

El aceite en la liturgia está muy presente, impregna todo lo que toca, es absorbido, sus manchas son imposibles de eliminar y hace que quede marca en el interior de cada cristiano, es el sello que deja el Espíritu Santo. Lo explicó San Juan Pablo II en la Misa crismal en 1985: "De este modo en la Misa crismal nos recuerda la Iglesia la "unción" mediante el Espíritu Santo, de la que nos ha hecho participar Jesús de Nazaret: Cristo, es decir, el Mesías. El crisma, el óleo y la unción nos hablan de la penetración en el hombre de la potencia divina que concede el Espíritu Santo. Dicha potencia, con su abundante plenitud, ha sido dada a Cristo para toda la humanidad: para la Iglesia. Para la humanidad a través de la Iglesia".

"Esta potencia está vinculada, en definitiva, a la marcha de Cristo mediante la cruz, por medio de su Sacrificio... Con la celebración de la liturgia de la mañana del Jueves Santo, la Iglesia: se prepara a recibir dicha "unción" por el Espíritu Santo; se prepara a recibir la potencia que le ha sido donada en la "marcha" de Cristo: en el misterio de la Pascua salvífica".

En definitiva, los óleos son un signo que nos recuerda la consagración, el Espíritu Santo, su acción y su fuerza, y su bendición es el Jueves Santo.