Ha ocurrido en Australia, donde el El Tribunal Federal ha condenado a una red social exclusiva para mujeres a pagar 10.000 dólares australianos (unos 6.000 euros) a una mujer trans. Es decir a un hombre que nació hombre pero que se sentía mujer y ahora, 'lo es'.

Se trata de Roxanne Tickle, quien en 2021 se descargó la aplicación «Giggle for Girls» (Risita para chicas), que es exclusiva para mujeres, excluyendo a los hombres, por querer ofrecer un espacio seguro femenino. 

Para registrarse, Tickle subió un selfie que fue aprobado por la aplicación, que dispone de un software de reconocimiento de género diseñado para excluir a los hombres. Pero siete meses después su cuenta fue cerrada. 

Tickle sostuvo que tenía derecho a usar servicios destinados a mujeres y que había sido discriminada por su identidad de género. Por lo que demandó a la plataforma y a su directora ejecutiva, Sall Grover. Solicitó una compensación de 200.000 dólares australianos por los daños sufridos, alegando que la "confusión persistente sobre su género" le causó "ansiedad constante y pensamientos suicidas ocasionales".

Por otro lado, el equipo jurídico de la plataforma sostuvo que el sexo es un concepto biológico y que la negación de acceso a Tickle constituía una discriminación sexual legítima, puesto que la aplicación estaba diseñada para excluir a los hombres.

Pero el juez federal del caso, Robert Bromwich, no lo ve así y desestimó este argumento, asegurando que la jurisprudencia del país considera que el sexo puede ser "cambiable y no necesariamente binario", y condenó a "Giggle for Girls" con esa cantidad y las costas.

Tickle no ha dudado en celebrar la decisión: "todas las mujeres están protegidas contra la discriminación» y que esperaba que este caso fuera «sanador para las personas trans y de género diverso".

El caso no es baladí, la jurisprudencia que conlleva y el hecho en sí: tengo derecho a sentirme de un género distinto al que nazco, me puedo cambiar de sexo y ahora, las cosas que están reservadas para el sexo con el que identifico también me pertenecen. Mientras, las mujeres nacidas mujeres quedan desprotegidas. 

Una sentencia peligrosa porque no se trata de una cuestión de fuero sino de huevo. Si un tribunal puede decir quién es una mujer y quién es un varón y si, sobre todo, el objetivo de una trans a participar en una página para mujeres, prima sobre el derecho de una mujer para abrir una plataforma sólo para mujeres, entramos en un camino muy peligroso, donde el derecho de una parte anula el derecho de la otra.