Según datos del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, que recaba los datos de presos por nacionalidad, sexo y edad, tres de cada cuatro jóvenes presos (menores de 21 años) son extranjeros. Entre estos destacan los marroquíes, que ya son el 41,5% de los encarcelados de entre 18 y 20 años, por delante de los argelinos (11,6%) y albaneses (6,1%). Tres nacionalidades que, según The Objective, destacan sobremanera sobre el resto.

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A este respecto, la diputada de Vox, María García Fuster, denunciaba la situación de descontrol en las cárceles catalanas, en las que el aumento de presos extranjeros coincide con el auge de agresiones a funcionarios penitenciarios por parte de los reclusos, que se han disparado un 345% en un lustro: si 2017 cerró con 196, 2022 lo hizo con 677. Y 2023 pudo cerrar, según las últimas proyecciones, con alrededor de 705 ataques.

Llama la atención que La Vanguardia titulara el martes 13, que "Catalunya ha pasado en 40 años del 2% al 21% de población extranjera".

La Vanguardia

Y en el entretanto, recordemos los cambios de opinión sobre inmigración de formaciones como Junts -e incluso el propio PSC, con Salvador Illa a la cabeza- que ahora quiere tener el control las cuotas de reparto de los recién llegados entre comunidades autónomas. Y sus alcaldes de la comarca del Maresme piden la expulsión de delincuentes extranjeros reincidentes: “Si no han venido a integrarse y a trabajar como hace la mayoría de la población, no tienen cabida en nuestra casa”, afirmaba el alcalde Buch. Recuerden que en los años 80, Jordi Pujol prefirió a los inmigrantes musulmanes que a los hispanos, no fiuera a hispanizarse demasiado Cataluña.