La migración es mala en sí misma porque nadie prefiere vivir entre extraños si puede sobrevivir viviendo bien, pero al emigrante hay que recibirle con los brazos abiertos... tanto como exigirle que respete al país que le ha acogido
Termina 2024, el año de la inmigración ilegal, sobre todo en su entrada por Canarias.
Una encuesta publicada en La Razón sobre la necesidad de que la caradura de Yolanda Díaz dimita tras el caso del rijoso y libidinoso Íñigo Errejón, nos informa, en paralelo, de que el 55,8% de los españoles responde que la inmigración provoca inseguridad mientras el 32,6% asegura que no.
Y me ha sorprendido porque entre los españoles la verdad oficial, jaleada desde las televisiones, todas ellas muy progresistas, tienen mucho éxito los bulos del Gobierno anti-bulos. Pero, al parecer, éste ya resulta excesivo. Por ejemplo, el bulo de que la inmigración no tiene nada que ver con la creciente sensación de inseguridad ni con la delincuencia.
La inmigración ilegal debe ser taxativamente prohibida. Sí, con la Armada, si es preciso: no para bombardear cayucos sino para bombardear a los narcotraficantes, que viajan en embarcaciones mucho más caras: señores, un cayuco, por sí solo, no alcanza las costas canarias desde Senegal
El engaño consiste, como es habitual, en juegos de palabras. Así que vamos a desfacer equívocos. ¿La inmigración legal aumenta la delincuencia? No. ¿La inmigración ilegal aumenta la delincuencia? Sí. El legal sabe que no se va a encontrar un club de amigos esperándole en el aeropuerto. Sabe que tiene que ganarse su estancia en el país de acogida. El ilegal no, el ilegal no trae reservas, simplemente le han dicho que si llega a Europa le van a ayudar con subvenciones. Además, nada sabe del país que le acoge.
Se trata de otro jueguecito de palabras para mentir, a costa de decir nada más que la verdad pero no toda la verdad.
La migración es mala en sí misma porque nadie prefiere vivir entre extraños si puede sobrevivir viviendo bien, pero al emigrante hay que recibirle con los brazos abiertos... tanto como exigirle que respete al país que le ha acogido. Un sólo delito y se le expulsa. Es duro, sí, pero hay que hacerlo.
Y a los menores que entran no hay que darles dinero: hay que darles ocupación. Al tiempo, modificar la normativa que impide las devoluciones en caliente
La inmigración ilegal debe ser taxativamente prohibida. Sí, con la Armada si fuera preciso: no para bombardear cayucos sino para bombardear a los narcotraficantes, que viajan en embarcaciones mucho más caras. Señores, un cayuco, por sí solo: no alcanza las costas canarias.
Y a los menores que entran no hay que darles dinero: hay que darles ocupación. Lo que ocurre es que integrar es muy caro. Y si no les puedes integrar no les dejes entrar.