La Policía Municipal con la colaboración de la Policía Nacional detuvo en la madrugada del pasado miércoles a un ciudadano marroquí de 19 años acusado de apuñalar con una botella de cristal rota a un joven de 21 años que orinaba en la Plaza de Nelson Mandela de Lavapiés, en el distrito Centro de la capital. El agresor, que cuenta con varios antecedentes policiales, intentaba robarle un teléfono móvil que tenía en el bolsillo, algo que no consiguió, según las primeras informaciones.

Según El Mundo, la víctima, de 21 años y nacionalidad española, sufrió cortes en el brazo y el cuello. Fue trasladado por el Samur al Hospital Clínico de Madrid, según Emergencias Madrid.

Todo esto ocurrió en Lavapiés, donde, informamos en su día, siete policías resultaron heridos, dos de ellos hospitalizados, al intentar detener a un vendedor de droga camerunés. Lo más llamativo es que nuestro delincuente, al ser detenido, clamó al pueblo a defenderle de los pérfidos policías, sabedor de que su llamamiento encontraría cómplices: en efecto, de inmediato, una treintena de miembros del 'pueblo' rodearon a la policía en defensa del narcotraficante y la emprendieron a insultos y golpes contra ellos. Es el ambiente que reina en el barrio más popular de Madrid, la barriada simpática de los antiguos Manolos y Chulapas, hoy sede de la inmigración mas encanallada y violenta, dede luego poco integrada, una ciudad abierta... a la delincuencia.

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Lavapiés, la misma zona en la que el activista podemita, Serigne Mbayé amenazaba a la policía con que habrá un levantamiento si siguen intentando poner orden en la zona, ¡toma ya!

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