Con todo respeto hacia los obispos españoles, la verdad es que el material enviado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) con motivo de la Fiesta de la Encarnación, que se celebrará el martes 25 de marzo, bueno, no es como para tirar cohetes. Incluso me ha llamado la atención esa crítica a los ambientes empresariales y culturales, donde la maternidad no está bien vista. Oiga, ¿y en los ambientes políticos sí está bien vista? Porque si ese 'ambiente' político decidiera prohibir el asesinato del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos: el concebido y no nacido, en fin, resultaría más interesante. Por las mismas también podían haber pedido los obispos el establecimiento de un digno salario maternal... hubiera resultado un pelín más interesante.  

El próximo domingo día 23, dos días antes de de la precitada Fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad, también conocido en algunos países como el Día del Niño por nacer, las organizaciones provida han organizado en Madrid una manifestación en defensa del no nacido. 

Ya suprimimos la Eucaristía por la Familia e hicimos mal. Ahora, para el día de la Anunciación, los obispos deberían convocar eucaristías por la vida, a ser posible, callejeras

Propuesta para los obispos: ¿y si convertimos la marcha por la vida en una eucaristía por la vida? Porque lo de integrar todas las creencias en la defensa del no nacido está muy bien, y unir la fe cristiana con la defensa de la vida... también. Ya suprimimos la Eucaristía por la Familia que puso en marcha el obispo Antonio María Rouco a finales de año, e hicimos mal. Ahora, para el día de la Anunciación, los obispos deberían convocar eucaristías por la vida, a ser posible, callejeras. 

En defensa del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos, en defensa de la vida humana, que se inicia en la concepción y termina con la muerte... a ser posible natural, no forzada.