Según publica 20 minutos las investigaciones en torno al joven Samuel en A Coruña avanzan despejando incógnitas. Por ejemplo, que la investigación no ve homofobia en la muerte de Samuel: lo insultaron de otras formas además de "maricón". El diario añade que el primer motivo por el que los investigadores no barajan la opción de que sea un delito de odio es el desencadenante de la pelea. Samuel estaba realizando una videollamada con el teléfono móvil con Vanesa, la novia de su amiga Lina, lo que propició la pelea puesto que un grupo de jóvenes pensó que les estaban grabando sin consentimiento. 

El siguiente motivo que argumentan los investigadores del caso para descartar que sea una agresión homófoba es que el grupo que dio la paliza a Samuel no le conocía con anterioridad ni podía conocer, por tanto, su orientación sexual.

El motivo final que señalan es que, además del grito de "maricón", los agresores profirieron otros insultos como "hijo de puta" o "subnormal", por lo que consideran que la agresión no estaría vinculada con violencia homófoba.

Por ahora, hay 3 detenidos, -dos hombres y una mujer- de entre 20 y 25 años de edad, en calidad de presuntos autores del asesinato, sin descartar la posibilidad de efectuar más detenciones.

Y, mientras se esclarecen los hechos, lo vimos el martes 5 durante el Consejo de Ministros, el Gobierno alienta a las movilizaciones violentas en las calles, obcecado en calificar el crimen como homófobo. Movilizaciones como las del pasado lunes cuando miembros del movimiento LGTBI se manifestaban por las calles de Madrid al grito de "Ayuso fascista, estás en nuestra lista".

Hispanidad preguntó a la ministra Portavoz sobre si el Gobierno ya ha decidido si le mataron por ser homosexual, -porque el colectivo LGTBI clama ahora más que nunca aquello de "Tu homofobia no está matando'. María Jesús Montero retrocede, habla de ‘presuntamente’ y acude en socorro de lo que han dicho los testigos a la prensa. 

Esto nos recuerda a la interpretación que hizo el ministro de Interior sobre un suceso ocurrido en Valladolid. Marlaska acusó a un hombre de asesinar a su esposa, cuando ésta se había suicidado. Pero el ministro del Interior no se arrepientió de nada, por tanto, no cambia e incluso se permite impartir lecciones de ideología de género pero, eso si, en ese caso concreto hizo “autocrítica”: debió emplear la palabra “presunto”. Con eso, ya esta todo solucionado. Los progres son así.