¿Puede un cristiano votar al PP? Los obispos, todos, deberían responder a esa pregunta
El pasado lunes, 7 de noviembre, al cumplirse exactamente cuarenta años de la jornada catalana de la primera visita del Papa San Juan Pablo II a España, la Universitat Abat Oliba CEU (UAO CEU), E-Cristians y el Instituto de Humanidades Ángel Ayala celebraron una jornada conmemorativa, recoge Infocatólica.
La jornada contó con la participación, vía telemática, del actual obispo de Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, quien, en su intervención, recordó con afecto la visita del Pontífice, que vivió muy de cerca, ya que era seminarista en Toledo cuando el Papa se hospedó una noche en el Seminario de la capital manchega. «El Papa pernoctó con nosotros y pasó allí su cumpleaños. A mi me tocó preparar su habitación. Llamamos a un camarero polaco de Madrid, que nos enseño el ‘cumpleaños feliz’ en polaco». También se acuerda de lo que comió: «algo frugal, coliflor».
Hoy parece una ideología inexpugnable, pero tiene los pies de barro y la veremos caer como vimos caer el muro de Berlín
En un plano más general, Munilla cree que San Juan Pablo II puede ser recordado por tres rasgos: paternidad, esperanza y creatividad. En el plano de la esperanza, «San Juan Pablo II demostró que era la persona adecuada para derribar muros». Y ha añadido: «con él aprendí a tener esperanza, a saber que el Reino de Dios triunfará y se sigue abriendo paso». Al contrario sucede con «lo que está construido sobre la mentira», que «tiene los días contados». Así se demostrará también con la ideología de género: «hoy parece una ideología inexpugnable, pero tiene los pies de barro y la veremos caer como vimos caer el muro de Berlín», dijo, en referencia a la contribución del Papa Juan Pablo II en la descomposición del bloque comunista, recoge Infocatólica.
Respecto a la idea de paternidad, Munilla considera que Juan Pablo II vino a encarnar esos valores en una sociedad occidental «herida por la falta de modelos de paternidad». «La herejía de nuestros días consiste en oponer verdad y caridad. El amor tierno y compasivo no es incompatible con una voz llena de verdad y de autoridad».