En Hispanidad hemos hablado mucho de Monseñor José Ignacio Munilla, por sus mensajes sobre el aborto,la maternidad,la legalización de la ofensa a los sentimientos religiosos o la eutanasia. Precisamente, de "La respuesta de la Iglesia frente a la cultura de la muerte" charlaba el obispo de Orihuela-Alicante ante un auditorio completo, en el Colegio Juan Pablo II, de la fundación Educativo Servanda, en Parla (Madrid). 

Monseñor compartió una anéctota con los asistentes: a la parroquia de su hermano, sacerdote en San Sebastián, acudió un feligrés a encargar el funeral de su padre: "le dio los datos correspondientes para la partida de defunción: nombre del padre, etc" y cuando le preguntó por la fecha del fallecimiento, el hombre responde: "pasado mañana, a las 12"... "¿Cómo pasado mañana a las 12, será antes de ayer?", responde el sacerdote. "No, no, es que le van a sedar pasado mañana, a las 9 y, a las 12 ya estará muerto". Entonces, "¿su padre está vivo? Pues, vayamos a visitarle". 

"Creo que hay un recurso abusivo a la sedación", opina Monseñor Munilla. "Esto se está introduciendo por la puerta de atrás, sin el nombre de eutanasia". "Yo creo que es una aberración que se utilice la sedación total fuera de los casos en los que hay una proporcionalidad para aplicarla". Los enfermos mueren sin la posibilidad de despedirse conscientemente, sin rezar, con una muerte programada. 

Ante todo ello, Munilla propone: "Hogares abiertos a los que sufren" Escuchar al que lo necesite, practicar el Ministerio de la Consolación. "Atención muy especial a quien vive en soledad, que es una de las grandes pobrezas de nuestro tiempo

Y, todo ello, sin olvidar que, además, la tendencia del Gobierno Sánchez es a dificultar, sino a borrar, la labor de los capellanes de los hospitales. 

Munilla desarrolló su charla en torno al caso del padre Jesús Silva, quien le pregunto a la Inteligencia Artificial qué haría si fuese Satanás. Entre sus respuestas, la IA le contestó: Promovería una cultura de muerte.

La vida es el don más precioso de Dios. Si puedo inculcar un desprecio por la vida, tanto la propia como la ajena, arruino uno de los pilares del plan divino.

Para lograrlo:

Normalizaría el aborto, la eutanasia y el suicidio como soluciones "humanas" y "compasivas".

Glorificaría la violencia, la guerra y los conflictos, haciéndolos parecer inevitables o entretenidos.

Promovería adicciones, enfermedades y estilos de vida autodestructivos que acorten la vida humana.

Resultado: erradicaría la esperanza. La esperanza es lo que sostiene al hombre en medio del sufrimiento y lo orienta hacia la vida eterna. Si consigo destruirla, lo encierro en un ciclo de desesperación y pecado.

Ante todo ello, Munilla propone: "Hogares abiertos a los que sufren" Escuchar al que lo necesite, practicar el Ministerio de la Consolación. "Atención muy especial a quien vive en soledad, que es una de las grandes pobrezas de nuestro tiempo". 

moral

El obispo subraya el plan de El Maligno para convencer al hombre de que su vida no tiene propósito ni valor, fomentando el nihilismo y la depresión, mostrar un mundo lleno de caos y sufrimiento para que el hombre pierda la confianza en la providencia divina.

Pero, " para conseguir esto -continúa respondiendo la Inteligencia Artificial, como si fuera Satanás- no usaría un ataque frontal. Mi plan sería sutil, lleno de engaños y disfraces, haciendo que el mal parezca bien, el pecado parezca progreso y la esclavitud parezca libertad. El hombre condenaría su alma por su propia elección, sin siquiera darse cuenta de que lo ha hecho".

¿Les suena lo anterior?: Se lo resumimos: 

-Pensamiento único, del Nuevo Orden Mundial

-Llamar bien al mal y mal al bien (Blasfemia contra el Espíritu Santo)

-Que el pecado parezca progreso y la esclavitud parezca libertad: con ideologías como la woke y esclavitudes como el sometimiento por miedo a los confinamientos del Covid-19.

Pero, ante todo ello, Monseñor Munilla lanza un mensaje a los cristianos, como hiciera San Juan Pablo II (de cuya muerte se cumplían 20 años, precisamente el 2 de abril): "No tengáis miedo", seguid predicando el Evangelio de la Vida, el de cada día, transmitiendo el mensaje de Dios. Y, volver también a la parábola del Hijó Pródigo: existimos porque somos amados, amados por Dios. La batalla es ardua, recuerda Munilla, pero, no debemos olvidar el sino del cristiano: "De derrota en derrota hasta la victoria final".