Mónica lo recuerda como un "secuestro emocional" por parte de su novio y como una "incoherencia" de su ginecóloga que rodeada de fotografías de bebés sonrientes la llevó hasta la clínica abortista ayudando a "normalizar" el aborto
Religión en Libertad habla con Mónica Armas en una entrevista en el programa Cambio de Agujas. Mónica relata las consecuencias tras haber abortado.
Mónica aclara que situaciaciones dolorosas que llegaron a su vida, como el divorcio de sus padres, hicieron que se alejara de su fe y que sustituyera su vida religiosa por otro tipo de grupos: "Ese sentimiento hizo que yo buscara en grupos espirituales ajenos a la Iglesia como el yoga esa unión grupal y a partir de los 18 años, en la facultad, veía que todas mis amigas tenían novio y yo quería tener una familia".
Mónica intentó formar esa familia pero ningún amor "cuajaba" por lo que "Decidí que podía mendigar el amor de cada persona que se me acercara, acercarme y disfrutar sin lealtad, compromiso o felicidad". Pero llegó ese novio que esperaba, con el que llegó a casarse, estuvo 9 años. Con 22 años le propuso a su pareja formar una familia pero él "Dijo que éramos muy jóvenes, que yo estaba estudiando la carrera y eso me llevó a una gran tristeza y a endurecer el corazón".
Poco después se enteró que estaba embarazada: "Como él había depositado en mí esa desesperanza, también germinó en mí y nada me dijo a mi alrededor que [el embarazo] era una alegría o una bendición. En lugar de ser una alegría, lo vi como un problema y el miedo se instaló en mi corazón".
Mónica lo recuerda como un "secuestro emocional" por parte de su novio y como una "incoherencia" de su ginecóloga que rodeada de fotografías de bebés sonrientes la llevó hasta la clínica abortista ayudando a "normalizar" el aborto.
Cuenta cómo llegó a la clínica y cómo "todo empujaba" al aborto, "incluso estando dentro del quirófano" donde presenció todo al recibir anestesia local.
"Cuando estás ahí, te das cuenta de que no hay marcha atrás. El vacío es indescriptible. A mi hijo lo tiraron a un cubo. Todo esto se grabó en mi corazón y desde entonces mi vida fue un silencio poblado de aullidos, una zona muerta y un vivir en una profunda tristeza".
El aborto "es una herida muy grande con secuelas de por vida. Cuando una madre desecha un hijo, el dolor es inenarrable, un dolor que el mundo permite".
Mónica asevera que "todo lo que hay alrededor" del aborto es "muerte, dolor y destrucción", continuó con su novio, se llegó a casar, pero la cosa nunca fue bien, acabó con una nulidad y recuerda que "pese a tenerlo todo", el vacio, la desesperanza, la incertidumbre y la depresión seguían ahí.