
La verdad es que la manifestación en la localidad madrileña de Parla en favor del velo -más bien pañuelo- islámico, de la que dimos cuenta días atrás, tiene su coña: eso de que las musulmanas -y el rojísimo Sindicato de Estudiantes repetidores (la líder tiene 30 añitos) se manifiesten en España contra el “machismo cristiano” sólo puede suceder en esta Europa que ha perdido, no ya sus raíces cristianas, sino su sentido común.
Y esto de que la izquierda abortista, pornográfica y progresista considere un ‘derecho’ que la mujer se oculte detrás de su vestuario, ya no choca con el sentido común sino con la majadería y caradura inmensa de neocomunismo.
¿Por qué en Parla? Porque es un municipio, como Tarrasa o Manresa en Barcelona, del extrarradio madrileño donde los islámicos han formado un gueto.
Los musulmanes odian el modo de vida occidental pero no dejan de aprovecharse del dinero de Occidente y siempre hacen lo mismo: se encierran en un gueto para vivir de la subvención pública y cuando se sienten fuertes y numerosos pasan de pedir a exigir yde exigir a imponer su modo de vida.
Y aunque toda la invasión musulmana resulte una coña, que se aprovecha del aturdimiento europeo, habrá que ir al fondo de la cuestión: ¿Se puede ocultar el rostro?
No, porque ocultando el rostro ocultas tu identidad, lo que no ocurre si ocultas, por pudor o por precepto religioso o por costumbre social, cualquier otra parte del cuerpo.
En Francia lo tienen bastante claro. Musulmana, o musulmán: oculta todo lo que quieras a la vista de los extraños pero tu rostro debes mostrarlo porque es tu identificación. El pasamontañas o similar debe ser prohibido. Con pasamontañas sólo van los delincuentes o los terroristas.
Quien nada tiene que esconder no oculta su rostro.