Se lo ha recordado Antena 3 de TV, que tampoco es el medio más cristiano del planeta pero que, de vez en cuando, mantiene un cierto sentido común: en su siete felicitaciones navideñas, don Pedro habla de felices Fiestas. Sólo cuando felicita el Ramadán a los musulmanes alude al porqué de esa felicitación.

Es mas, jamás se le ha visto en un acto navideño, aunque sea un concierto de villancicos, con su familia, no digamos anda ante un Belén o aludiendo a la Natividad en un discurso político. Para ser exactos está enamoradísimo de su esposa pero jamas se le ha visto con su esposa, o con su familia, tiene dos hijas, en otra cosa que no sea una acto de partido. Sí, el feminismo también es un acto de partido. 

La pregunta viene a las mientes: ¿es ateo el señor Sánchez? Los españoles tenemos derecho a saberlo. Fue New York Times el que justificó la investigación periodística sobre e la vida sexual de los mandatarios con la siguiente argumentación: a quien no sabe controla su bragueta yo no le otorgo el control sobre el botón nuclear. Pues si eso se dice del sexo, ¿qué diríamos de la fe, de la cosmovisión, cuestión mil veces más importante que el sexo, del señor Sánchez?

No parece que don Pedro sea un ateo anónimo. Más bien parece un anti-teo que necesita mantener esa condición en el anonimato, sabedor de que la sociedad española, a pesar de su descristianización galopante, está dispuesta a admitir a un ateo pero no a un antiteo-profanador. Porque todo lo que hace el señor Sánchez, desde su irrupción en la basílica del Valle de los caídos al alevoso ataque al clero por la pederastia, no parece propio de un ateo sino de un profanador. 

Feliz y Santa Navidad. señor Sánchez.