Mínima Gesté es una conocida drag queen francesa de 33 años que saltó a la fama por organizar un bingo drag además de por sus actuaciones. Sin duda dos hechos que están muy ligados al deporte, o al menos eso ha debido pensar la organización de los Juegos Olímpicos, puesto que fue elegida para llevar la antorcha olímpica durante su recorrido por París.

Mínima ha explicado que “uno de los mensajes que quiero transmitir es el orgullo de mi comunidad porque, hace diez años, que una drag queen llevara la antorcha habría sido inimaginable”.

Y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, aseguró que escogió a Mínima para transmitir su mensaje de amor, apertura e igualdad, y recalcó que tanto ella como París están orgullosas de que una drag queen porte la llama olímpica y, por tanto, valores de paz y de humanidad, -que no sabemos que tiene que ver el tocino con la velocidad-. Pero una vez más en el mundo del deporte, la mujer es la gran perjudicada por la ideología de género y la inclusión forzosa del colectivo. 

El mundo del deporte es uno de los más afectados con la fiebre trans que corre por el mundo, pero cada vez son más numerosas las voces que denuncian la injusticia evidente que supone que una persona trans compita en las categorías femeninas. A menudo se tiene que usar el argumento de la superioridad biológica para 'justificar' que un hombre que ha cambiado de sexo no debe competir contra mujeres que nacieron mujeres, pero no debería ser necesario porque es evidente que somos distintos, haya o no ventajas físicas. Por algo desde hace años existen dos categorías en casi todos los deportes: masculina y femenina, sea cual sea el ejercio que se esté practicando.

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