
En 40 años largos que llevo ejerciendo como periodista jamás me he topado con un cinismo tan gordo y tan canalla como el que exhibe, y del que presume, Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Lo suyo es asegurar y defender, no algo distinto, sino justo lo contrario de lo que piensa con vehemente intención de engañar y sin remordimiento alguno. Es decir, que todo vale con tal de permanecer en Moncloa.
Una de las innumerables muestras de este cinismo rampante es que el presidente del Gobierno asegura que la okupación es un bulo de la ultraderecha, seguramente para empañar su excelente labor de Gobierno y sembrar inquietud en la mayoría social que con tanto entusiasmo le apoya.
El cinismo no deja de ser un enroque y cuando alguien está enrocado es inútil que le muestres, con mil ejemplos palpables, que está equivocado. No lo va a aceptar porque no le conviene aceptarlo, aunque sea evidente (por cierto, un concepto, el de evidencia que le encanta al Sanchismo para aplicarlo a cualquier cosa que no resulte obvia, es decir, evidente).
En su versión de allanamiento la okupación es un atentado impune contra la propiedad privada. En su versión inquiokupa, es la muestra de que algo mucho más grave que la indisciplina se nos ha colado: faltar a la palabra dada... y todo esto alentado por el poder político
A lo que estamos, Maribel, que se nos va la tarde: estamos hablando de un fenómeno en dos versiones: el asalto puro y duro a la propiedad ajena con la consiguiente extorsión al propietario y el inquilino que no paga la renta y que asegura ser vulnerable.
No será don Pedro, de izquierdas de toda la vida, quien deje sin techo a un ‘vulnerable’, y fíjense qué casualidad, todos los sinvergüenzas del país se están aprovechando de su... vulnerabilidad (de la suya, no de la de don Pedro) para vivir como auténticos jetas a costa de los propietarios, gente poco vulnerable y, muy probablemente, explotadora.
Hablamos de dos okupaciones distintas. En su versión de allanamiento puro y duro, nos referimos a un atentado impune contra la propiedad privada... abuso que igualmente protege el Gobierno Sánchez y entuerto que los propios tribunales intentan ‘desfacer’ en la práctica. Sería muy sencillo solucionarlo: presentas tu certificado de propiedad y en 24 horas la policía, no sólo desocupa el inmueble sino que pones a los interfectos a disposición de los tribunales. Sólo que Sánchez se niega a ello.
En su versión inquiokupa, el asunto no es mejor: supone la muestra de que un hábito, mucho más grave que la indisciplina, se nos ha colado en España: el hábito o costumbre de faltar a la palabra dada... y todo esto alentado por el poder político.
El PP y Vox pretenden ahora, al menos, mitigar los efectos del primero de los desaguisados. Es decir, que un allanamiento sea respondido de inmediato con un desahucio del malandrín que se ha colado en casa ajena. Pues ni eso acepta el PSOE, que tumbó la primera moción de la derecha.
Puede discutirse si un hombre con muchas propiedades debe ayudar al que tiene poco, pero no puede discutirse el derecho a la propiedad privada o acabaremos a navajazos. Con el Sanchismo han surgido partidos que piden que no se pague el alquiler...
El allanamiento supone 3 de cada 10 casos de okupación. Los siete restantes son inquilinos que dejan de pagar el alquiler al propietario. Ahí, no sólo es que el PSOE -de quien pudiera decirse aquello de dime con quién andas y te diré quién eres- sino que coaligados defienden ya, sin tapujos, el derecho a no pagar el alquiler... porque no me da la real gana.
Es la blasfemia contra el Espíritu Santo: el bien se convierte en mal y el mal en bien. La práctica es malsana y se convierte en doctrina recta y el delito en justicia social... porque soy muy vulnerable y poseo todos los derechos sin deber alguno
Señores: puede discutirse si un hombre con muchas propiedades debe ayudar al que tiene poco, pero no puede discutirse el derecho a la propiedad privada o acabaremos a navajazos. Con el Sanchismo han surgido partidos que piden que no se pague el alquiler…