Este es el momento, porque la inversión de valores ha llegado a su cénit... y porque a usted puede quedarle poco tiempo: deje las cosas claras a su sucesor
Cuando el mes del Sagrado Corazón de Jesús se convierte en el mes del Orgullo Gay es que algo está fallando. Resulta altamente ilustrativo que la Policía Nacional se haya vuelto, en Valladolid, contra los fieles congregados en el Santuario Nacional de la Gran promesa, acosados por los manifestantes feministas del Orgullo, como puede verse en el vídeo del Diario de Valladolid -enhorabuena, colegas-, donde puede verse a un agente abroncar a un pobre anciano, que ha ido a venerar la Misericordia de Dios y que estaba siendo acosado por feministas radicales, manifestantes del Orgullo.
Recordemos una de las primeras leyes morales: somos libres para tirarnos por un precipicio, pero no para evitar las consecuencias de tirarnos por ese precipicio
Todo lo que estamos escuchando últimamente parte de la negación de una evidencia: no nacimos, nos nacieron. El hombre no puede dar razón de su existencia. Dios -la Naturaleza, si pertenece usted al selecto grupo de los agnósticos- no nos pidió permiso para nacer ni para nacer hombre o mujer, ricos o pobres, blancos o negros, listos o tontos, altos o bajos. Simplemente, el Padre Eterno nos dio la gracia de la vida. Por tanto, no está en nuestras manos autopercibirnos ‘x’ o ‘y’, pues deberíamos recordar una de las primeras leyes morales: somos libres para tirarnos por un precipicio pero no para evitar las consecuencias de tirarnos por ese precipicio. ¡Qué cosas!, si resulta que las leyes morales son extraordinariamente prácticas.
Por todo ello: no nos abandone, Santidad. Hable claro, ya mismo. Condene la venenosa ideología de género que invade el mundo. Este es el momento idóneo, porque la inversión de valores ha llegado a su cénit... y porque a usted puede quedarle poco tiempo: deje las cosas claras a su sucesor. Basta con recordar el Catecismo de la Iglesia.
El hombre siempre vive arrodillado: o ante su Dios, que le libera, o ante dos esclavistas: él mismo y el otro
El Papa Francisco ha condenado la ideología de género, ciertamente. Por ejemplo, durante una entrevista con el diario argentino La Nación pero a mí me resulta insuficiente. Y conste que las respuestas del Papa Francisco fueron realmente brillantes: la ideología de género es una de las colonizaciones más peligrosas. Se necesitaría una encíclica que dejara clara la antropología cristiana, la única que puede admitir nuestra razón porque parte de una evidencia: no nacimos, nos nacieron.
Que viene a ser la misma idea que Georges Bernanos llevó a la literatura: el hombre siempre vive arrodillado: o ante su Dios, que le libera, o ante sí mismo, convirtiéndose en propiedad de un esclavista sin escrúpulos -él mismo- o de otro esclavista sangriento -los demás-.